En la década de los 90 la ciencia sorprendía al mundo con 'la oveja Dolly', el primer mamífero clonado a partir de las células de otra oveja adulta. Casi dos décadas después de aquel hito, un grupo de científicos argentinos ha desarrollado una técnica que pretende ir más allá.
"Sería clonar a un animal, Como se ha clonado a Dolly, pero en lugar de que ese animal sea hembra, si era hembra originalmente, que sea macho. O viceversa", explica Natalia Canel, investigadora de CONICET.
El hallazgo es único en el mundo. Aunque las técnicas utilizadas ya se conocían, estos investigadores lograron combinarlas por primera vez para manipular no solo los núcleos de los embriones, sino sus componentes más pequeños: Los cromosomas. "Una de las posibilidades es transferir cromosomas sexuales. Entonces si uno cambia el X por el Y estaría transformando un macho en una hembra", comenta Canel.
Con esta nueva técnica los científicos podrían crear copias de animales casi exactas con la misma carga genética, pero con el sexo del animal cambiado. Para los más críticos, se trata, sin embargo, de un nuevo paso en la manipulación de las reglas de la naturaleza, algo que parece no tener techo.
Los creadores de la técnica afirman que el objetivo es mejorar la producción animal. Por ejemplo, si se eligiera una vaca lechera con altas cualidades genéticas, ésta no podría pasar esos genes a más de una cría por año. Pero si se creara un macho con sus mismas características, las posibilidades de reproducción se multiplican en miles de espermatozoides.
"Yo creo que esto sería una contribución para incrementar la producción de leche a corto plazo. Seleccionar animales con potencial de producir leche en un periodo corto en comparación con los métodos tradicionales", sostiene el científico del grupo de investigación, Daniel Salamone.
Desde el laboratorio argentino aseguran que, a diferencia de los alimentos transgénicos cuestionados a nivel mundial, en esta técnica no se incorpora ningún gen externo al animal, ya que sólo se manipulan cromosomas pertenecientes a una misma especie. Sin embargo, los ecologistas se muestran escépticos ante la intervención humana en las leyes naturales. "Jugar a ser Dios es una característica de la modernidad. Lo que ocurre es que hasta ahora, por el mar de ignorancia en que nos movíamos, siempre se avanzaba y no había problemas. Y, últimamente, no es así, empieza a haber algunos choques", comenta la situación Luis Sabini Fernandez, Coordinador de DDHH de la Facultad de Filosofía de la UBA.
Como el caso de Dolly, el tema ha reabierto también un debate ético, si bien los autores de esta técnica aseguran tener muy claro cuales son los límites en estas cuestiones. "Obviamente, todo procedimiento nuevo conlleva un riesgo inherente de todo tipo. Pensarlo en humanos es una locura, de la misma manera que también lo es pensar en humanos en términos de clonación, lo que está prohibido por ley", afirma Salamone.
Controversias aparte, se trata de un paso más de la ciencia al servicio del hombre cuyas consecuencias sólo podrán ser juzgadas con el paso del tiempo.