Este tipo de CO2 se genera cuando los líquidos y los gases llegan a sus umbrales de temperatura y de presión, dando lugar a un fluido supercrítico que tiene características propias tanto de los líquidos, como del gas. El dióxido de carbono se convierte en supercrítico
cuando su temperatura supera los 305 grados Kelvin (32° C) y la presión sobrepasa 72,9, el nivel normal en la atmósfera a nivel del mar.
En la Tierra tal variedad de dióxido de carbono se utiliza para la limpieza en seco o para esterilizar equipos médicos, pero astrobiólogos de la Universidad Estatal de Washington creen que también podría ser capaz de convertirse en fundamento para la vida.
El profesor Dirk Schulze-Makuch y su equipo compararon el comportamiento de enzimas en dióxido de carbono y en agua y descubrieron que eran más estables en el CO2 supercrítico.
El dióxido de carbono supercrítico hace que las enzimas sean más selectivas con las moléculas a las que se unen, dando lugar a un menor número de reacciones secundarias. Los investigadores también observaron que un número de especies de bacterias toleran el dióxido de carbono supercrítico.
"Sería genial perforar en áreas con dióxido de carbono supercrítico en la Tierra e investigar esos ambientes con detenimiento, pero esto es obviamente difícil debido a las limitaciones prácticas y a los enormes gastos", comentó Schulze-Makuch al portal Space.com.
Los investigadores creen que el dióxido de carbono supercrítico puede estar presente en Venus, cuya atmósfera se compone principalmente de dióxido de carbono.