Los expertos creen que 'La Niña' puede explicar el calor extremo en Rusia

El verano extremadamente caluroso, la sequía y los incendios incesantes en toda la parte europea de Rusia que no son típicos para la respectiva zona climática podían ser consecuencia de ciertas oscilaciones de temperatura de las corrientes marítimas en el Océano Atlántico. Esta opinión la compart

El verano extremadamente caluroso, la sequía y los incendios incesantes en toda la parte europea de Rusia que no son típicos para la respectiva zona climática podían ser consecuencia de ciertas oscilaciones de temperatura de las corrientes marítimas en el Océano Atlántico. Esta opinión la comparten varios expertos así del Grupo Intergubernamental para los Cambios Climáticos (GICC), como de agencias nacionales de investigaciones atmosféricas.

“Lo que observamos este verano”, aseguró el climatólogo británico, el profesor Anrdew Watson que integra dicho grupo internacional, “corresponde totalmente a las conclusiones del GICC y aquel guión pronóstico de los subsiguientes cambios climáticos a que se atienen los 99% de los expertos de esta organización“.

Refiriendo en primer lugar a los últimos eventos climáticos en Pakistán y China que fueron una serie de lluvias torrenciales, inundaciones y aludes, el científico señaló que este tipo de catástrofes naturales habían coincidido siempre, durante las últimas décadas, con el llamado fenómeno de 'La Niña', especialmente si caen en el año siguiente después del temporal de 'El Niño' (este es el caso del año 2010). Los dos fenómenos climáticos son adversos, lo que facilita que produzcan efectos extremos siempre que suceden uno tras otro.

“Está claro para la ciencia que 'El Niño' provoca calor y sequía en la península de Indostán y en la zona africana del Sáhel. Mientras 'La Niña' produce allí eventos contrarios”, detalló la evidente regularidad otro investigador, Omar Baddur que es responsable del monitoreo de los cambios climáticos en la Organización Meteorológica Mundial.

Los especialistas del clima actualmente no han podido comprobar estadísticamente que el calor extremo en Rusia estuviera vinculado con el calentamiento global, o la sucesión de los diferentes fenómenos. Para eso necesitan un período adicional de observaciones y análisis. Sin embargo, a nivel de una hipótesis están convencidos de que estos dos factores determinaron lo sucedido en las regiones adyacentes a Moscú.

En este sentido, esa zona está en condiciones inversas respecto a la India y el Sáhel: cuanto menos activo es la corriente calurosa en el Océano, menos  fuerza adoptan los ciclones atlánticos, más estables son los anticiclones en la zona climática continental de Europa.

Entre los científicos rusos no hay tanta unanimidad a la hora de indicar las causas del dominio tan perpetuo —a lo largo de todo el verano— de un anticiclón en un territorio tan ancho. Están vivos todavía aquellos geógrafos que predijeron, veinticinco años atrás, sequías devastadoras para toda la Rusia central por culpa de la desertización del Mar de Aral.

Aquel lago de agua agria, el cuarto más grande en la Tierra hasta el año 1960, desapareció por completo para 2008, lo que produjo ciertos efectos destructivos en el ensanchamiento de los desiertos en Asia Central. Pero las distancias enormes, de miles de kilómetros, que apartan la zona de Aral de la capital rusa, sembraron dudas sobre la viabilidad de algunos vínculos climáticos entre los dos puntos. No obstante, la prognosis que vio luz antes de que entrara en moda la palabra ‘ecología’, podría resultar verdaderamente profética.

MAPA INTERACTIVO DE LOS INCENDIOS FORESTALES EN RUSIA