En una cueva española situada en la sierra de Atapuerca los científicos encontraron evidencias de que los antepasados del hombre incluían a sus ‘deudos’ en su dieta. El estudio fue realizado por un equipo de arqueólogos encabezado por Eudald Carbonell, de la Universidad de Rovira y Virgili, Cataluña, y fue publicado en la revista Current Anthropology.
Los investigadores realizaron excavaciones en el territorio del municipio de Atapuerca, España, famoso por sus ricos yacimientos arqueológicos. En una de las cuevas encontraron 1,093 huesos de cerca de 800,000 años de edad que pertenecían a mamuts, toros y felinos, así como a 11 individuos de la especie Homo antecessor. En total, los científicos hallaron 159 piezas óseas humanas.
Al estudiar las marcas de descarnación de los huesos del Homo antecessor, los especialistas dedujeron que todos los individuos fueron devorados. Según las huellas, la carne fue cortada de los huesos y los máximos deterioros se encontraron en los segmentos con más masa muscular, mientras que las caras fueron despellejadas. Además, los cráneos estaban rotos de la misma manera en que lo hacían los pueblos nativos norteamericanos en el neolítico, la última etapa de la Era de piedra, que empezó hace 9,500 años.
Recientemente otro equipo de investigadores presentó muestras de que los antepasados del hombre contemporáneo asimismo solían matar y comer a los neanderthales.
Homo antecessor es el más antiguo homínido de Europa y vivió durante el período entre 1,2 millones y 800,000 años AC. La mayoría de los científicos sostienen que estos representantes del género Homo fueron antepasados de Homo Sapiens y del Neanderthal. En 2008, en Atapuerca también fueron hallados los huesos del Homo antecessor que se consideran los más antiguos fósiles humanos de Europa.
Las piezas óseas humanas encontradas junto a los huesos de los animales devorados hace suponer a los científicos que la antropofagia fue sólo una opción dietética para los habitantes de estas cuevas, que no tenía ningún significado simbólico y se practicaba como estrategia de supervivencia y de competencia con otros grupos de homínidos por los recursos. Los investigadores opinan que las evidencias del ‘canibalismo cultural’ en Atapuerca son las más antiguas conocidas por la ciencia.