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El fumador indonesio de dos años deja el tabaco

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Provocó un vendaval en el mundo cuando lo filmaron montado en un triciclo mientras saboreaba un cigarrillo y hacía figuras de humo como todo un experto. Ahora el indonesio Ardi Rizal de tan sólo dos años vuelve a saltar a la palestra, pero esta vez con una noticia optimista. Logró lo que muchos a
El fumador indonesio de dos años deja el tabaco

Provocó un vendaval en el mundo cuando lo filmaron montado en un triciclo mientras saboreaba un cigarrillo y hacía figuras de humo como todo un experto. Ahora el indonesio Ardi Rizal de tan sólo dos años vuelve a saltar a la palestra, pero esta vez con una noticia optimista. Logró lo que muchos adultos fumadores no pueden: dejó de fumar.

Pese a que en Indonesia, según datos oficiales, el hábito de fumar está muy difundido entre los niños, las autoridades empezaron a actuar sólo después de que el vídeo grabado con el pequeño diera la vuelta al mundo y fuera condenado por millones de internautas.

Los integrantes de la Comisión Nacional de Protección del Niño decidieron rescatar a Ardi de su casa para someterlo a un mes de rigurosa terapia. Los médicos constataron que, por la enorme cantidad de cigarrillos que fumaba, el menor había sufrido una reducción de la masa cerebral, lo que significaría un riesgo para su salud en el futuro. A sus dos años Ardi ya padece obesidad, falta de movilidad y sufría ataques de histeria cuando no le daban cigarrillos, al menos 40 por día.

Ahora no pide ni uno. El presidente de dicha comisión, Arist Merdeka Sirait, aseguró que el niño había dejado su adicción. Pero advirtió que en adelante deberá "vivir en un ambiente libre de humo para no volver a comenzar a fumar", una condición bastante complicada teniendo en cuenta que su padre es un fumador empedernido.

De hecho, el propio padre fue el que hizo adicto a su hijo a la nicotina cuando éste tenía 18 meses. Y sólo se inquietó cuando Ardi le empezó a exigir decenas de cigarros cada día, ¿acaso por el riesgo para la salud de su hijo? No, no y no. Por el enorme coste que suponían las tres cajas de tabaco que el pequeño consumía, una cifra desorbitada para una familia de humildes pescadores. En cuanto al hábito, el padre señaló: "Yo no veo problema. Se ve bastante sano", mirando fijamente a su hijo que fumaba impasible ante la mirada de los demás.

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