El método de fecundación in vitro (FIV) galardonado por el Premio Nobel 2010 recibió críticas tanto de los clérigos como de los científicos, que coinciden en que violar las leyes de la naturaleza es peligroso.
La Academia Pontificia para la Vida (Pro Vita) encargada de los problemas de la biomedicina y de la defensa de la vida se manifestó en contra de la concesión del Premio Nobel de Medicina y Fisiología a Robert Edwards. Monseñor Ignacio Carrasco de Paula, director de la Academia, dijo que las investigaciones de Edwards abrieron un "importante capítulo en el campo de la reproducción humana". Sin embargo, subrayó que el científico "no modificó mínimamente ni el cuadro patológico ni el cuadro epidemiológico de la infertilidad". "Necesitamos que las investigaciones den otra solución, que sea menos cara y más accesible que la fecundación 'in vitro', que requiere muchos gastos", señaló Carrasco.
El presidente de la Asociación de Ciencia y Vida del Vaticano, Lucio Romano, también se opuso a la concesión del Nobel a Edwards. En declaraciones a la Radio Vaticana citadas por la BBC, Romano aseguró que la fecundación in vitro "ignora todos los problemas de la ética y subraya que el hombre puede ser reducido de un sujeto a un objeto", agregando que este tipo de fecundación es "inaceptable", ya que supone "seleccionar" y "eliminar" embriones humanos.
La Iglesia Católica se opone a la FIV porque, en su opinión, la vida comienza con la concepción, realizada a través del intercambio sexual entre el hombre y la mujer, y no debe ser separada de este ‘acto conygal’. Además, porque la tecnología implica una frecuente destrucción de los embriones.
Al mismo tiempo, en el mundo científico tampoco existe unanimidad de opiniones acerca este método tan progresivo de la reproducción asistida. Según el presidente de la Sociedad de Especialistas de Medicina basada en Evidencia, Vasili Vlásov, el método de la FIV "fue un gran descubrimiento, pues anteriormente los científicos no se atrevían a intervenir en el destino de las personas". Sin embargo, según el experto, los médicos tienen opiniones contrarias acerca de este método.
La FIV, como muchos otros avances, también creó varios nuevos problemas, indicó el especialista, y muchos creen que éstos son aún más graves que la esterilidad misma. Según el método, para garantizar la implantación, varios ovocitos se tranfieren al útero y, si todos ellos empiezan a desarrollarse: ¿cómo se hace para llevarlos a todos a término? Muchos padres se condenan a la ‘reducción’ de los fetos excesivos, que es un gran problema ético al que se opone la Iglesia Católica.
En cuanto a la Iglesia Ortodoxa, esta institución religiosa no está en contra de la FIV, siempre que no se plantee la cuestión de la elección del mejor embrión y la destrucción de otros, informó el periódico Kommersant.
Sin embargo, en la medicina contemporánea el proceso de la fecundación extracorporal viene acompañado de varios procedimientos suplementarios para asegurarse que el embrión se está desarrollando de manera normal, en primer lugar para excluír las alteraciones genéticas. Así, explicó el director del Centro Médico y Genético de la Academia de Ciencias Médicas de Rusia, Evgueni Guínter, citado por el rotativo ruso ‘Komsomólskaya Pravda’. Según varios estudios, los cambios genéticos en los embriones pueden aparecer como resultado de la manipulación de las células.
A pesar de que la fecundación in vitro es un método muy progresivo de la reproducción asistida y desde 1978, cuando nació la primera bebé de ‘probeta’, dio la vida a más de 4 millones de niños (la primera niña probeta en la URSS nació en 1986), muchos colegas de Robert Edwards están en contra de esta tecnología. En particular, el académico ruso Alexey Surov sostiene que la infertilidad puede tener contradicciones no médicas sino genéticas, impuestas por la naturaleza misma, y los intentos de vencerlas a la fuerza pueden amenazar con consecuencias impredecibles.