Península de Kamchatka: Valle de la Muerte
Entre los lugares más hermosos de Rusia la Península de Kamchatka probablemente ocupa el primer lugar. Desgraciadamente, también se destaca como uno de los lugares más peligrosos, y no sólo porque allí se encuentren unos majestuosos volcanes. En esta zona se localiza el misterioso Valle de la Muerte donde, según los vecinos, todos los seres vivos mueren en pocos minutos. Los científicos todavía no pueden encontrar una explicación exacta a este fenómeno.
El valle, que se ubica en el territorio de la reserva natural de Krónotski a pie del volcán Kijpiných, tiene unos dos kilómetros de largo y de 200 a 300 metros de ancho y a primera vista es bastante pintoresca, con varios manantiales térmicos que esparcen vapor. Los habitantes del lugar tratan de evitarlo recordando una ocasión en la que un grupo de cazadores perdió ahí varios perros que murieron al instante y ellos lograron escapar aunque se sintieron en mal estado. Según los colaboradores de la reserva natural, durante los últimos 80 años más de 100 personas han encontrado en el valle un fin trágico e inexplicable.
Los científicos que han tomado pruebas del aire en el Valle de la Muerte suponen que la atmósfera está llena de gases volcánicos que causan una severa intoxicación, y han encontrado cloruro de cianógeno, un compuesto químico extremadamente tóxico que se sabe es uno de los más fuertes venenos -se empleaba durante la Segunda Guerra Mundial como arma de impacto masivo-. El efecto de esta sustancia es muy rápido, sin embargo, también causa secreción lacrimal, algo de lo que no se ha informado al hablar del Valle de la Muerte. Además, el valle no carece de vida del todo, ya que crecen plantas y pequeños animales y bacterias, por lo que el gas por sí solo no explica del todo este fenómeno. Así, el enigma de este lugar macabro todavía está por resolverse.
Región del Volga: los fantasmas de Zhigulí
Los montes de Zhigulí son una cordillera de montañas boscosas situadas en la orilla derecha del Volga, en la curva de Samara. Desde tiempos antiguos cuentan con mala fama: aquí se refugiaban los bandoleros que saqueaban a los negociantes que llevaban sus mercancías por el río Volga. El área conserva numerosas leyendas. Una de ellas describe un sistema de galerías subterráneas que llevan a la orilla opuesta del río, pero sólo los elegidos pueden visitarlas porque la 'Dueña de los Montes' las guarda. Tradicionalmente los habitantes practicaban la magia, y abundan los cuentos sobre brujas que volaban en el aire en sus escobas.
Objetos voladores parecidos a los morteros -asociados a las ceremonias de las brujas- se observan en Zhigulí todavía en nuestros días, junto con ovnis de aspecto más moderno y otros fenómenos visuales como, por ejemplo, bolas brillantes. Y los aviones que sobrevuelan los montes de Zhigulí varias veces fueron parados en el aire por un rayo verde.
Los contactos con los alienígenas tampoco son algo extraño a orillas del Volga. Los ufólogos locales recolectaron un sinfín de testimonios de estos encuentros, según los cuales algunos fueron invitados a visitar los vehículos interplanetarios, otros fueron secuestrados y luego los devolvieron con huellas de operaciones quirúrgicas en el cuerpo y sin recuerdos de lo sucedido.
También los montes de Zhigulí son famosos por sus espejismos, que normalmente se observan por la mañana. Los castillos, templos y palacios aparecen entre la neblina con los primeros rayos del sol. Hay quienes afirman que se pueden tocar las paredes de los edificios y ¡parecen reales!
Parte central de Rusia: la Piedra Azul
Este objeto antiguo de veneración se encuentra a orillas del hermoso lago Pleschéevo, cerca de la vieja ciudad de Pereyaslavl Zalesski, en la Provincia de Yaroslavl. Desde tiempos remotos se creía que la Piedra Azul tenía la capacidad de cumplir los deseos. Los vecinos afirman que el objeto está vivo y se puede comprobar tocando su superficie: la piedra es templada como si se hubiera acumulado el calor del subsuelo, algo muy extraño dado que en varios miles de kilómetros no se observa ninguna actividad volcánica. Se dice que si uno se sienta en la piedra, se curará de todas las enfermedades.
Pero lo más enigmático de la Piedra Azul es su capacidad de transportarse. Los pueblos que colonizaron esta zona hace más de 2.000 años lo eligieron como objeto sagrado y primero lo colocaron en una colina de 30 metros de altura a cierta distancia de la orilla del lago. Pero poco a poco el canto rodado volvió a su lugar preferido. En el siglo XVII, cuando los ortodoxos decidieron por fin exterminar las creencias paganas que todavía se conservaban entre la población, la Piedra Azul fue arrojada a un foso profundo pero, pasados 15 años, el objeto fue encontrado en su puesto en la orilla del lago Pleschéevo. Para poner fin a la tropelía 'diabólica' de la piedra, la quisieron emplear como piedra angular en el fundamento de una nueva iglesia pero, al ser transportada por el hielo del lago, la Piedra Azul se 'escapó' y se hundió en las profundidades. Tardó unos cuarenta años en regresar a su puesto predestinado.
En los últimos años la Piedra Azul ha ido sumergiéndose en el suelo. Los vecinos explican que si la antigua piedra intenta escapar de los ojos humanos, es que el fin del mundo está cerca. Y no es casual que la Piedra emita por las noches rayos azules, tal vez dando señales que todavía no podemos descifrar.
El territorio de Rusia alberga numerosos enigmas. No escasean los lagos en los que se observan monstruosas criaturas que se ocultan en cuevas subacuáticas. entonces mejor poner: En las excavaciones arqueológicas que se realizan en varias poblaciones antiguas, de vez en cuando aparecen espíritus de nómadas montando caballos. Se conocen edificaciones megalíticas que según los especialistas son 'lugares de poder', estructuras que podrían servir como 'faros' para los extraterrestres, así como montes poblados por algunas fuerzas sobrenaturales que no dejan pasar a las expediciones que vienen para estudiarlas. Y todo esto no deja de inspirar leyendas, creencias y supersticiones aun hoy, en pleno siglo XXI.