Un estudio interno de la NASA, divulgado el miércoles y encargado por el Senado estadounidense, afirma que el nuevo telescopio infrarrojo espacial James Webb —llamado a sustituir al Hubble— no será lanzado antes de septiembre de 2015 y costará 1.500 millones de dólares más de lo previsto.
De este modo y en el mejor de los casos, el coste total del telescopio ascenderá a 6.500 millones de dólares. El informe indica que el presupuesto aprobado en 2008 "subestimó las exigencias reales" y los gerentes no se dieron cuenta de su costo real.
Inicialmente, hace 12 años, NASA programaba el lanzamiento del telescopio Webb para el 2007, sin embargo, después la fecha fue postergada en varias ocasiones hasta ser aprobado el proyecto definitivo en 2008 y su lanzamiento en 2013.
Sin embargo, en el informe presentado el astrónomo Garth Illingworth, un profesor de la Universidad de California e integrante del grupo de estudio interno, indicó que el telescopio valdrá la inversión: "el James Webb es una herramienta enormemente más potente que el Hubble, 100 veces más por lo menos. La ciencia sustenta gran parte de lo que estamos buscando que hacer en el futuro", dijo.
El nuevo aparato de 24 metros de largo por 12 metros de ancho incluirá un espejo hexagonal de 6,5 metros de diámetro, casi tres veces el tamaño del que tiene el Hubble.
El instrumento explorará fenómenos del espacio profundo, desde galaxias lejanas hasta planetas y estrellas cercanas. Brindará a los científicos pistas sobre la formación del Universo y la evolución de nuestro sistema solar, desde la primera luz después del “Big Bang” hasta la formación de sistemas estelares capaces de sustentar vida en planetas similares a la Tierra.
Está previsto que el nuevo telescopio no orbitará en torno a la Tierra como lo hace el Hubble, sino que lo hará alrededor del famoso punto L2, localizado a 1,5 millones de kilómetros del planeta. L2 es la abreviatura del segundo punto de Lagrange, considerado el lugar perfecto para "estacionar" un telescopio espacial.
Existen cinco puntos de Lagrange, áreas donde la gravedad del Sol y de la Tierra alcanza el equilibrio, por lo que una nave en cualquiera de estos puntos puede permanecer en una distancia fija respecto a estos dos cuerpos y con una cantidad mínima de energía necesaria para una corrección de rumbo.