Europa colapsada por la ola del frío, más de 30 muertos
Probablemente recordará la asfixiante ola de calor que ha castigado este verano a Rusia y otros países de Europa. El frío que tanto deseaban entonces los ciudadanos de las regiones afectadas finalmente ha llegado, eso sí, tal vez en unas proporciones excesivas.
Las fuertes nevadas que se producen en numerosos países de Europa son tan graves que han causado la muerte de más de treinta personas en Polonia, República Checa, Lituania y otros, al igual que provocaron un colapso y paralización en las carreteras y aeropuertos.
La cantidad más grande de víctimas por el frío se han registrado en Polonia donde las temperaturas este martes 30 de noviembre han alcanzado un récord de 33 bajo cero: en un día fallecieron 18 personas de entre 35 y 60 años sin domicilio fijo, lo que en total suma 25 muertes desde principios de noviembre.
Otros cuerpos de personas muertas por el frío se hallaron en Lituania y en la República Checa. La capa de nieve de más 30 centímetros provocó ayer, 2 de diciembre, el cierre del aeropuerto de Praga por seis horas.
Lo mismo sucedió en el aeropuerto de Gatwick (Inglaterra), el City Airport (Londres) junto con el de Edimbugo (Escocia). En general, en el Reino Unido hubo numerosas cancelaciones de trenes, mientras que uno, procedente de Londres a Brighton, quedó bloqueado con 300 pasajeros durante toda la noche. En Irlanda cerraron el aeropuerto de Dublín, al igual que otros establecimientos públicos como las escuelas y las universidades.
Miles de ingleses no pueden acudir a sus trabajos por el cierre de autopistas. Así las temperaturas glaciales han castigado especialmente a Bretaña, donde miles de automovilistas se quedaron bloqueados durante horas por culpa de la nieve.
Pero el frío no se ha detenido en el continente europeo. En Estados Unidos una enorme nevada cubrió la ciudad estadounidense de Buffalo (estado de Nueva York). La tormenta de este miércoles arrojó 58,42 centímetros capa por lo que centenares de conductores se vieron varados en una carretera del oeste de Nueva York. Decenas de escuelas tuvieron que cancelar sus clases y actualmente unos 10.000 usuarios siguen sin electricidad.