Algunas tareas habituales a menudo resultan complicadas para los sordomudos. Ahora los programadores crearon un sistema que une el mundo de las señas con el sonoro.
“¿Cómo encontrar un lenguaje común? ¿Cómo entenderlos? ¿Y qué hacer para que ellos nos entiendan?” se pregunta Lidia Dimskis, catedrática de la Universidad Estatal de Bielorrusia y especialista en lenguaje para sordomudos. Ella creció en una familia de padres sordos. Por eso, durante toda su vida buscó el modo de enlazar el mundo de los gestos con el de los sonidos. Así, se dedicó a escribir manuales para los que no oyen.
Este es el caso de Ilona y Nikita: usan la lengua de señas entre ellos, pero en una tienda, cuando tratan de explicar qué tipo de embutido quieren comprar, la dependiente no les entiende. Como explica Ilona, las dificultades en la comunicación surgen a cada paso: “entonces sacamos un bolígrafo y el papel y tenemos que escribir casi una composición, explicando lo que queremos”, dice la joven.
Pero ¿qué hacer si no hay ni papel ni bolígrafo?: ¿Cómo llamar a la policía? ¿Cómo explicarle al doctor los dolores? ¿O comprar un billete para ir en tren? Las situaciones más comunes se convierten en las más complicadas para los sordomudos.
Ahora, un grupo de programadores promete una verdadera revolución en la comunicación de los minusválidos con la gente. Los especialistas de Bielorrusia han elaborado un programa capaz de traducir la lengua de señas al ruso y el inglés.
Lidia Dimskis pregunta a un alumno: “¿Cómo te sentirías si pudieras valerte por ti mismo, sin pedir ayuda de tu mamá o un intérprete? ¿Te sentirías como un minusválido o como una persona que escucha bien?” “Me sentiría más cómodo, claro”, respone el estudiante.
Uno, acostumbrado a explicarse con el lenguaje de señas, aprende el lenguaje de sonidos al igual que un oyente aprende un idioma extranjero, paso a paso. En el lenguaje de señas si corre la persona, es un signo, si corre un animal, es otro. Y si corre el tiempo, es totalmente distinto. Lidia lo explica para sus alumnos. Y si alguno de ellos no sabe cómo traducir un signo a la lengua de sonidos, pulsa un botón en el teclado.
El programa puede ser instalado en un ordenador, un portátil e incluso en un teléfono celular. Sus autores afirman que tendrá un traductor electrónico, un diccionario de la lengua y que, en el futuro, será un provechoso proyecto comercial.
Como comenta Grigori Karapetyan, se trata de una cuestión con perspectivas financieras: “ya tenemos experiencia con iPhones e iPads. Lo importante es que tenemos la base. Imáginense, si van al extranjero pero no dominan la lengua de aquel país. Quizá comprarán un diccionario o, si tienen la oportunidad, un traductor electrónico. De la misma forma lo van a adquirir los sordos”, explica el especialista.
Este programa informático, que lleva el nombre 'Guía', puede convertirse en un puente hacia una mayor integración social. Y lo que es más, si tiene éxito, podría servir como una verdadera salida para los sordomudos del mundo del silencio.