Los últimos sensores ópticos fueron ensamblados en el observatorio IceCube, situado en el Polo Sur, a una profundidad de dos kilómetros en los hielos.
IceCube, desarrollado por un grupo internacional de especialistas bajo la dirección de científicos de la Universidad Wisconsin-Madison, EE. UU., está dedicado a la búsqueda de los neutrinos que aparecen como resultado de los más potentes cataclismos en el Universo, incluidos la erupción de rayos X y las explosiones de supernovas. El estudio permitirá conocer mejor los procesos que transcurren en las estrellas, la radiación cósmica y la materia oscura.
Los neutrinos son partículas subatómicas neutrales que se forman en el momento en que los neutrones se convierten en protones, algo que ocurre en las reacciones nucleares. Se mueven con una velocidad cercana a la velocidad de la luz y tienen una masa tan pequeña que pueden penetrar cualquier tipo de materia prácticamente sin la posibilidad de ser registrados.
Por eso, la detección de neutrinos es una tarea muy difícil y en la que pueden ayudar instalaciones construidas en lugares apartados de interferencias para detectar las escasas colisiones de neutrinos con las moléculas del hielo. Las investigaciones de neutrinos se llevan a cabo a partir de los años 50.
Debido a que la posibilidad de la colisión de neutrinos con la materia es muy baja, el detector de estas partículas debe tener dimensiones considerables. La "trampa” para neutrinos IceCube está compuesta por módulos ópticos digitales, desplegados en 86 “cuerdas” de 60 módulos cada una dentro de agujeros en el hielo a una profundidad de entre 1.450 y 2.450 metros. Los agujeros se fundieron en el hielo por medio de un taladro de agua caliente.
La construcción del observatorio de neutrinos en el Polo Sur se inició en 2004 y los primeros experimentos tuvieron lugar en 2006. Todo el equipo y los materiales para la construcción se transportaron a la estación antártica McMurdo y luego en un avión fueron llevados al Polo Sur, a 800 kilómetros de la costa. La construcción se llevó a cabo durante 24 horas continuas del día polar, en el período del verano antártico, de noviembre a febrero.
A pesar de que el IceCube fue completado solo recientemente, ya las investigaciones realizadas en el marco del proyecto, incluidos aquellos realizados en el observatorio AMANDA (Antarctic Muon And Neutrino Detector Array en inglés) que lo precedió, facilitó varios avances significativos en este ámbito, como el estudio de varios tipos de neutrinos o de la materia oscura. Las futuras investigaciones en el IceCube ayudarán a ampliar el conocimiento científico sobre el Sol, la formación de supernovas y la materia oscura.