Incluso en una misión marciana las tradiciones festivas son obligatorias
Guardar las tradiciones festivas que unen a todos los ‘terrestres’ es importante para los cosmonautas que están aislados en un espacio cerrado en la órbita, donde todo un día reina una atmósfera trabajosa. Con un ritmo de vida orbital, son necesarios unos esfuerzos personales para distinguir el día de la noche, cuanto más es forzoso diferenciar entre días festivos y laborales.
El jefe de la tripulación de la Estación Espacial Internacional, Alexandr Kaleri, bromeó en directo desde la órbita que los cosmonautas celebran la fiesta varias veces sucesivas enviando sus mejores deseos a diferentes centros de control. “Empezamos en el Oriente y terminamos en Houston, pudimos festejar todo el día”, dijo.
La tripulación de la Estación Espacial Internacional no es la única en celebrar estas fiestas en pleno aislamiento. Los participantes del proyecto terrestre 'Marte-500' que imitan el vuelo al planeta rojo, ya han llevado 7 meses en el simulacro. El jefe del equipo, licenciado como buceador e ingeniero que era su profesión fuera del proyecto, Alexéi Sitiov admite:
"Nos gustaría dar un fuerte abrazo y muchos besos a todos. Pero no será pronto porque tenemos todavía un año de trabajo pesado por delante".
La tripulación internacional de los 'martenautas' también festejó el Año Nuevo tres veces, aunque no cambiaran de la zona horaria. En primera ocasión lo hicieron según la hora de Pekín, después de acuerdo con la moscovita y por fin la europea. Según informaron en el Instituto de problemas médico-biológicos de la Academia de Ciencias de Rusia que realiza su experimento de 520 días, en las condiciones aproximadas a las espaciales a partir del pasado 3 de junio, tal decisión fue tomada por los propios tripulantes.
Y esta la forman un chino, entrenador de adaptación según su diploma, Wang Yue, dos delegados de la ESA (Agencia Espacial Europea por sus siglas en inglés) —Diego Urbina y Romain Charles, los dos maestros de ingeniería— un tayiko Sujrob Kamolov, licenciado cirujano, y dos rusos, otro médico e investigador Alexandr Smoleyevski y ya el mencionado Alexéi Sitiov.
Antes de la Navidad católica los 'martenautas' cumplieron una tarea responsable planteada por los psicólogos: construyeron con materiales disponibles —a partir de cajas de cartón— un abeto y lo adornaron con juguetes improvisados. En particular, Romain Charles cortó angelitos de papel en colores. “Esto no era un simple entretenimiento, sino un experimento científico —aseguraron en el Instituto— hacía falta ver cómo los cosmonautas podrían diversificar su ocio durante los vuelos prolongados, sin contar con la ayuda de la Tierra”.