La escasez de antiepilépticos afecta a miles de ciudadanos rusos
Miles de ciudadanos de Rusia sufren la falta de fármacos antiepilépticos tras la suspensión de su suministro en 2009, cuando la única empresa que importaba el medicamento no prolongó el contrato con el productor.
Los médicos advierten que la interrupción brusca del tratamiento con este medicamento puede ser fatal. “Podemos comparar a los pacientes con epilepsia con enfermos diabéticos, que pueden morir sin la insulina. Con nuestros pacientes sucede lo mismo”, señala Konstantín Mujin, director del Instituto de Neurología Infantil y Epilepsia de San Lucas.
Estas palabras las confirma Yevgueni Goldberg, presidente de una organización de personas que padecen epilepsia, que de joven tomaba este medicamento y con su ayuda combatió la enfermedad. Dice que este fármaco no tiene análogos en Rusia, aunque en el extranjero hay docenas de medicinas antiepilépticas. “Las personas que han logrado la remisión y no toman drogas anticonvulsivas pueden perderlo todo, su trabajo, su familia. Las consecuencias son muy duras para los pacientes cuando cesa la remisión y comienzan nuevamente los ataques”, advierte Yevgueni.
Una sola empresa exportaba el fármaco antiepiléptico a Rusia, pero en 2009 el contrato de cinco años con el fabricante expiró y las entregas se suspendieron. El año pasado los pacientes todavía podían comprar esa medicina gracias a las existencias que tenían las farmacias, que actualmente se han agotado. Según las normas en vigor, el proceso de registro de otro medicamento puede llevar varios meses.
“El fabricante ha cesado la producción de esta droga en todo el mundo. Pero, consciente de su responsabilidad social ante los pacientes rusos y teniendo en cuenta las circunstancias, ha decidido reanudar la producción en otra planta industrial”, informa Alexánder Vlasov, portavoz del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de Rusia. “Quiero destacar que esta decisión fue tomada sólo para los pacientes de Rusia, teniendo en cuenta la situación creada”, señala.
Actualmente el Ministerio de Salud hace todo lo posible para organizar la importación urgente de este fármaco esencial para un gran número de rusos, pero los expertos temen que tarde tres meses en abastecerse a las farmacias. Ahora los rusos cuyas vidas dependen de los anticonvulsivos, tienen que solicitarlos a través de Internet o pedir a alguien que se los traiga del extranjero.