La UNESCO probará en el Caribe el sistema de alerta de tsunamis
La UNESCO pondrá a prueba el próximo 23 de marzo los sistemas de alerta de 33 países del Caribe contra tsunamis. La Organización acentúa que "el terremoto y el tsunami que han sacudido Japón con consecuencias dramáticas han mostrado la importancia crucial de los dispositivos de alerta". Subraya que ganar incluso algunos minutos en caso de una catástrofe natural equivale a un número real de supervivientes más.
Respectivamente, el experimento programado, Caribe Wave 11, tiene como objetivo analizar la eficacia de los sistemas de alerta, seguimiento y advertencia y comprobar si la transmisión de información es suficientemente rápida. La tarea principal será revisar la coordinación entre todos los servicios de gestión de emergencias, los servicios de rescate, de guardacostas, de centros de meteorología y de puntos nacionales de alerta y medir el tiempo y modo de reacción.
Se tratará de un simulacro de terremoto de 7,6 grados en la escala de Richter. El epicentro del sismo ficticio estará situado frente a la costa de las Islas Vírgenes estadounidenses. La primera alerta a gran escala del tsunami será emitida por dos centros de advertencia, ambos ubicados en el territorio de EE. UU.: el Centro de Alerta de Tsunami de la Costa Oeste en Alaska y el Centro de Alerta de Tsunami del Pacífico en Hawai. Después, empezarán a actuar los sistemas de información de los 33 países. La UNESCO comunica que la población de la zona en ningún momento se verá involucrada en la prueba.
El Sistema de Alerta de Tsunamis y otras Amenazas Costeras en el Caribe y Regiones Adyacentes existe desde 2005. Es un proyecto conjunto de los países de la región y la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la UNESCO. Como todos los sistemas de alerta temprana, el sistema caribeño cuenta con sensores de sismos y mareas, equipos que miden variaciones del nivel del mar, transmisores rápidos de mensajes y redes de alarma que incluyen toda variedad de dispositivos, como radios y celulares.
Los científicos comentan que el sistema es válido sólo para aquellos tsunamis que se originan con los maremotos (otras dos fuentes de los tsunamis son los corrimientos del fondo marino y las erupciones de volcanes), es decir, un 85% de los tsunamis.
Hoy en día los especialistas son capaces de observar la velocidad con la que chocan las placas tectónicas continentales y oceánicas y estimar la energía acumulada durante años en las áreas donde las placas se juntan. Basándose en estos datos, pueden determinar la probabilidad de formación de un tsunami de una cierta magnitud en una zona y crear un modelo en computador de su generación y propagación. Sin embargo, es imposible pronosticar cuándo exactamente se producirá un tsunami en un área en la que ya se sabe que existe este riesgo.
Los sistemas básicos de alerta contra tsunamis indican la posibilidad de que un tsunami aparezca tras un sismo en el fondo marino. Basándose en los datos de sismógrafos, el sistema estima si la magnitud, la localización y la profundidad del terremoto tienen magnitudes suficientes para causar un tsunami y entonces emite una alerta regional. Participan también equipos que miden variaciones en el nivel de las aguas de alta mar con mareógrafos para confirmar o cancelar la alerta. Los satélites permiten que la información sobre el nivel del mar tarde tan sólo unos instantes en llegar a los centros de alerta.
Existen también sistemas de alerta más avanzados. Son capaces de almacenar en sus bases de datos los resultados de mapas de inundación que se determinan mediante modelos de simulación de generación y propagación de los tsunamis. En caso de un sismo, el centro de alerta analiza cuál de los escenarios previamente estudiados es más probable para este caso concreto y produce alertas que contienen más información, por ejemplo, pronostican específicamente las áreas que quedarán sumergidas bajo el agua y la altura esperada de la inundación para determinados segmentos de la costa.
El problema principal es que un sistema de alerta puede aumentar la precisión y la rapidez para determinar la generación o no de un tsunami pero no puede predecir un maremoto de antemano, lo que hace que el plazo para evacuar la población amenazada sea muy corto.