Los habitantes de la tierra han tenido esta noche la oportunidad única de gozar de una 'superluna'. La Luna, siguiendo el ciclo habitual de 18,6 años de los nodos de su órbita, se ha aproximado a una distancia mínima a la Tierra, a 356.577 kilómetros. La peculiaridad del evento es que esta 'intimidad' ha coincidido con un plenilunio. Observatorios y aficionados a la astronomía de todo el mundo se han hecho con fotos únicas de una Luna más brillante que nunca.
Sin embargo, el fenómeno celeste ha provocado también polémica. Es generalmente sabido que tanto durante la luna nueva (cuando la Luna se encuentra situada exactamente entre la Tierra y el Sol) como durante la luna llena (cuando es la Tierra la que se encuentra situada exactamente entre la Luna y el Sol), la fuerza de gravedad del satélite hace que las mareas en la Tierra alcancen sus valores más altos.
La mayoría de los científicos coincide en que un plenilunio es un cierto estrés para la Tierra y la causa de una cierta intensificación de la actividad tectónica. Es por eso que un plenilunio combinado con la posición de la Luna a la distancia más corta entre los dos cuerpos celestes despertó una ola de pronósticos pesimistas.
Con el fin de calmar los temores, los sismólogos de la Universidad de Washington en Seattle (EE. UU.) publicaron la cifra oficial: durante los plenilunios y novilunios las actividades tectónicas y volcánicas aumentan en, aproximadamente, un 1%. Expertos comentan que, a pesar de que esta vez se trate de una superluna, tampoco se pueden esperar efectos graves o un aumento notable de la probabilidad de un sismo o una erupción volcánica.