El 24 de marzo se celebra el Día mundial de la lucha contra la tuberculosis. Esta fecha fue establecida por la Organización mundial de la salud (OMS) para conmemorar aquel día cuando en 1882 el microbiólogo alemán Robert Koch descubrió el bacilo que causa la enfermedad.
Según los datos de la OMS, cada año en el mundo por causa de esta enfermedad que afecta predominantemente los pulmones, mueren 1,5 millones de personas. La tuberculosis sigue siendo la segunda causa de mayor mortalidad después del SIDA, especialmente en los países en vías de desarrollo. Actualmente un tercio de la población mundial está infectada por tuberculosis.
Mientras que la comunidad médica mundial aplica todos los esfuerzos para conseguir un diagnóstico rápido de la enfermedad, tratamientos terapéuticos más cortos y una vacuna que sea plenamente eficaz, los científicos rusos desarrollaron una tecnología quirúrgica que devuelve la capacidad de respirar incluso a pacientes con afecciones más graves del sistema respiratorio.
Respirar a todo pulmón… Esa actividad tan normal se convirtió en un sueño inalcanzable para Tatiana. El cáncer se apoderó de su tráquea y bronquios. Ella sentía que iba ahogándose poco a poco, hasta que un día un grupo de médicos se atrevieron a hacerle una operación sin precedentes.
Tatiana Vojmiánina cuenta: “Antes tenía problemas con la respiración. No podía ni suspirar, era muy difícil. Ahora ya puedo respirar libremente. Ya no tengo esas complicaciones, hasta puedo caminar un poco.”
La operación duró 3 horas y fue la primera en la que al paciente le trasplantaron la tráquea junto a los bronquios. Anteriormente, en distintos países sólo se habían conseguido trasplantar algunos fragmentos de estos órganos. Este trabajo escrupuloso está dentro de las posibilidades de muy pocos médicos en el mundo entero.
Mijaíl Davýdov, el director general del Centro científico de oncología “Nikolái Blojín”, donde fue realizada la operación, explica: “La hicimos no porque queríamos marcar un récord, sino porque este caso nos obligó hacerlo. El tumor iba afectando tanto a la tráquea como los bronquios. No tuvimos otra salida: podíamos dejarla morir de asfixia o realizar esta concreta intervención, muy complicada desde el punto de vista clínico”.
El problema sí que era complicado: hacer respirar a una persona a través de un órgano que, de hecho, le estaban extrayendo. Los asistentes dirigieron los tubos de ventilación artificial directamente hacia los pulmones, mientras que los cirujanos trabajaban con la precisión de un reloj suizo. Un pequeño movimiento en falso podía provocar una inflamación, que en este caso sería letal.
Como comenta Guillermo Capuya, médico periodista científico de la Universidad Católica (Argentina), “la zona, donde está ubicada la tráquea, es una zona muy vascularizada, con abundante cantidad de nervios, sobre todo la laringe. Y también la parte hormonal, porque se encuentran al lado las tiroides ahí, y por lo tanto la cirugía tiene que estar hecha con extrema delicadeza”.
Pero lo que es una verdadera sensación es el trasplante que fue utilizado en esta operación. Esta prótesis fue elaborada en el centro oncológico de Moscú. Está hecha a base de órganos, en los que fueron eliminadas las proteínas del donante e injertadas las células del paciente.
El problema con los trasplantes a los enfermos de cáncer es que después de la operación son curados con medicamentos que suprimen su inmunidad. Esto se hace para que su organismo no rechace la prótesis. En el caso del bioimplante es posible evitarlo y favorecer la recuperación de los pacientes.
Este tipo de trasplante ya fue patentado por los científicos rusos. Y según ellos, puede ser aplicado no sólo en los enfermos de cáncer, sino también en casos de tuberculósis y todo tipo de traumatismos. En la capital rusa ya empezaron a crear un banco, donde se conservará material para los futuros implantes.
Mijaíl Kiselevski, el jefe del laboratorio de la inmunidad celular del Centro científico de oncología “Nikolái Blojín”, explica: “Elaboramos un nuevo método para obtener ese tipo de trasplantes y su ventaja reside en la posibilidad de preparar una muestra de la tráquea a corto plazo. Necesitamos tan solo de 5 a 7 días para recoger las células de un paciente e injertarlas en el trasplante. Y no solo hacerlo invisible para el sistema inmune sino también adaptarlo al organismo del enfermo de manera individual.”
Aún tiene que pasar algún tiempo para que quede claro cuan eficiente es este nuevo método para curar enfermedades de tráquea y bronquios. Pero para miles de personas en todo el mundo, este invento es una esperada posibilidad de volver a respirar por su propia cuenta.