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Un año después de la catástrofe en el golfo de México, no se saben sus consecuencias

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La organización internacional ecologista Greenpeace publicó un informe en el que se afirma que a lo largo de los primeros tres meses tras la explosión en la plataforma de BP se filtraron más de 62.000 barriles de crudo por día al mar. Según los informes de BP esa cantidad no superaba los 1.000 ba

La organización internacional ecologista Greenpeace publicó un informe en el que se afirma que a lo largo de los primeros tres meses tras la explosión en la plataforma de BP se filtraron más de 62.000 barriles de crudo por día al mar. Según los informes de BP esa cantidad no superaba los 1.000 barriles diarios.

El desastre que impactó al mundo hace un año (el 20 de abril de 2010) sigue teniendo sus consecuencias sobre la biosfera y nadie puede pronosticar cuándo terminará este efecto y con cuántas pérdidas.

Según Greenpeace el 80% de los 4,9 millones de barriles de crudo que fueron vertidos en el golfo de México tras la explosión en la plataforma Deepwater Horizon de la empresa británica BP siguen sin recuperarse. Este hecho no se corresponde con los datos ofrecidos por EE. UU. que declara desaparecidas tres cuartas partes del petróleo.

Los ambientalistas no creen en las 'buenas intenciones' de la empresa BP, a la que culpan por tratar de “ocultar” el volumen real de la tragedia para "minimizar el alcance y el impacto de la catástrofe".

Gracias a las leyes de libertad de información estadounidenses, el grupo ecologista obtuvo unos 30.000 documentos que incluyen correspondencia interna entre el Gobierno estadounidense y la empresa petrolera.

Tras analizar los informes, Greenpeace llegó a la conclusión de que "ni BP ni la Guardia Costera de EE. UU. realizaron mediciones precisas del volumen de petróleo que salía de la tubería de extracción rota, por lo que hubo que deducir la importancia del vertido, lo que permitió a la petrolera señalar que el accidente se estaba sobrestimando".

Aunque el Gobierno estadounidense trata de no causar el pánico entre la población acerca del desastre en el golfo de México, los ecologistas intentan hacer sonar la alarma. Así, por ejemplo, el oceanógrafo de la Universidad Estatal de Florida Ian MacDonald, calcula que el vertido puede "ser fácilmente cuatro o cinco veces" mayor que las estimaciones finales de las autoridades norteamericanas.

Aparte de las contradicciones en las cifras, los ecólogos llaman la atención al respecto de los intentos de la empresa británica de minimizar el interés sobre la investigación científica de los impactos ambientales.

Mientras tanto la influencia de la marea negra en el medioambiente puede convertirse, si es que no se ha convertido ya, en una bomba de relojería. Greenpeace advierte de que los efectos ambientales a largo plazo del vertido de hidrocarburos del golfo de México no se conocerán hasta dentro de algunos años. Sin embargo ya se puede alcanzar algunas conclusiones que están lejos de ser tranquilizadoras.

El accidente en alta mar tuvo como consecuencia la contaminación de más de 1.700 kilómetros de zonas pantanosas y de playas del golfo y la muerte de más de 6.000 pájaros, según el Consejo estadounidense de Defensa de los Recursos Naturales.

La revista Conservation Biology calculó que el nivel de mortalidad entre los delfines y las ballenas fue 50 veces mayor de lo que indicaban las primeras estimaciones.

Pero no sólo la naturaleza sufre por el crudo vertido en el mar. Los habitantes de la zona de la tragedia hasta día de hoy informan de varios problemas de salud, como hemorragia nasal, cansancio, tos, dolores de cabeza, etc. Los especialistas dicen que el impacto en el organismo humano puede también provocar cáncer a largo plazo.

Tras el colapso en el golfo de México el Gobierno estadounidense impuso una moratoria para las perforaciones en alta mar.

La tragedia también hizo a otros países dudar sobre la necesidad de realizar perforaciones petrolíferas en aguas profundas. Así en España todavía están a la espera de aprobar nuevos proyectos en el Mediterráneo. No obstante Greenpeace insta al Gobierno español a que aprenda de la experiencia estadounidense. La organización ecologista ve como una prioridad cambiar los estándares de eficiencia para los vehículos que se vendan en Europa ya que esto puede disminuir la demanda de crudo en un 8% y reducir la vulnerabilidad de economías como la española que sufren especialmente a causa de la volatilidad de los precios del petróleo.

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