La realidad de la vida es que el amor no dura mucho. Sin embargo, un grupo de neuroquímicos de la Universidad de Stony Brook, Nueva York, lograron encontrar evidencia de que sí, el amor eterno es posible.
Los científicos midieron las reacciones cerebrales de un grupo de voluntarios quienes acababan de involucrarse en relaciones amorosas apasionadas. Descubrieron que cuando se ve la foto del enamorado o enamorada, reacciona el área ventral tegmental del mesencéfalo. Esta zona del cerebro se dedica a procesar la dopamina, una hormona y neurotransmisor, y suele asociarse con el "percibir" la comida y alcohol y es responsable por motivar deseos.
En caso de ver el sometido a prueba la foto de una persona ajena, aunque sea muy parecida físicamente a su pareja, esta zona del cerebro se mantenía sin cambios. El equipamiento FIRM ("imagen funcional por resonancia magnética") tampoco registró reacciones en caso de observar el voluntario la imagen de un antiguo amigo o amiga suya con quien no mantuviera relaciones amorosas.
Luego los neuroquímicos pasaron a examinar a personas casadas durante muchos años y que afirmaban conservar sus sentimientos románticos. A la prueba fueron sometidos 10 mujeres y 7 hombres cuyos matrimonios se extendían 21,4 años en promedio. Las reacciones de su cerebro fueron medidas de la misma manera y aplicadas luego a una escala de siete puntos para analizar la intensidad del amor que los voluntarios sentían por sus parejas. El resultado mínimo a la hora de ver el voluntario la foto de su pareja fue de cinco puntos.
Las reacciones en este grupo de participantes del experimento fueron registrados, igual que en caso de sus colegas sin experiencia matrimonial, en las zonas del cerebro responsables de procesar la dopamina: el área ventral tegmental y el cuerpo estriado.
Sin embargo, había también diferencias: si en los voluntarios del primer grupo se vieron afectadas también las zonas responsables por las obsesiones y la tensión nerviosa, en los del segundo grupo resultaron afectadas las áreas de la amistad y la maternidad.
Los autores del estudio esperan que su trabajo sea una etapa inicial para entender los mecanismos biológicos que están detrás de las relaciones duraderas y el amor eterno.
Sin embargo, los escépticos comentan que aparte de ser examinado un número muy reducido de personas que conservaron sus sentimientos románticos durante décadas, la investigación tiene otra brecha muy evidente: a la prueba fue sometido solo un miembro de la pareja y no ambos. Así que la conclusión final es bastante triste: aunque el amor eterno exista, esto no significa que tenga respuesta también eterna y seas feliz.