Una tribu guaraní del centro de Brasil exige que la compañía petrolera Shell deje de operar en su territorio, que el grupo petrolero explota para producir etanol a base de caña de azúcar, informó la ONG Survival International.
“Shell debe irse de nuestro territorio. Las compañías tienen que dejar de explotar las tierras indígenas”, declaró Ambrosio Vilhalva, un guaraní de la comuna de Caarapó, en el estado de Mato Gross do Sul, a la ONG de defensa de los indígenas.
Shell se asoció con el gigante brasileño del azúcar-etanol, Cosan, para crear una nueva empresa, Raízen, que se dedica a la elaboración de etanol. Parte de su producción proviene de la caña de azúcar cultivada en “la tierra ancestral de los guaraníes”, en Caarapó.
Los indígenas guaraníes denuncian que “desde la inauguración de la fábrica (en 2010), la salud de los niños, adultos y animales se ha deteriorado”, a raíz de los productos químicos utilizados en las plantaciones.
La lentitud del gobierno brasileño en delimitar y proteger las tierras indígenas ha favorecido su explotación por parte de los plantadores de caña de azúcar, subrayó Survival, que recuerda además que varios guaraníes “viven en condiciones deplorables, y han sido blanco de violencias, y decenas de ellos han sido asesinados al intentar recuperar su tierra ancestral”, denuncia la ONG.
Carlos Martínez Sarasola, antropólogo y director de la fundación Desde América, cree que el problema radica en que las transnacionales ocupan territorios habitados históricamente por pueblos indígenas. Si las empresas quieren aprovecharse de los recursos naturales que se encuentran en estas tierras, es menester alcanzar un consenso con los habitantes, que desde hace tiempo están descontentos con el manejo de los asuntos.