Tokelau, un archipiélago en Oceanía sobre el océano Pacífico Sur, anunció que para mediados del próximo año pasará a obtener de fuentes naturales en un 100% el suministro de energía. El sol abastecerá el 93% de la demanda de electricidad y el aceite de coco, el restante 7%.
El punto más alto del archipiélago, donde viven unas 1.400 personas, está a tan solo 5 metros sobre el nivel del mar. Debido al cambio climático global, las islas tienen la amenaza de sumergirse en el agua. Las autoridades locales, interesadas más que nadie en reducir al mínimo el efecto invernadero, anunciaron que en vehículos y en cocinas se seguirán usando, respectivamente, gasolina convencional y gas natural, suministrados desde Nueva Zelanda. Pero todas las redes eléctricas sí pasarán a los elementos fotovoltaicos. Durante la noche seguirán funcionando con la energía excesiva almacenada durante el día. En períodos de nubosidad o de una alta demanda, empezará a funcionar un generador a partir de aceite de coco.
Según los científicos, para satisfacer las necesidades de los residentes del archipiélago, cada una de las tres mayores islas necesitará unos 200 metros cuadrados de paneles solares. En cuanto al combustible coco, su consumo será entre 20 y 30 litros diarios per cápita, lo que equivale a 200 frutas. Las autoridades estiman que, a pesar de un bajo nivel de ingresos, la región puede permitirse el gasto.
Tokelau no es pionera en este tipo de experimentos. Desde 2007, aerogeneradores producen el 100% de la electricidad consumida por la isla danesa de Samsø, en el mar del Norte. El Hierro, la más pequeña de las islas Canarias, tiene previsto pasar al uso de la energía solar en un 100% para finales de este año.