Científicos del Centro ruso Shumakov de Trasplantes y Órganos Artificiales han creado el primer “corazón extra” artificial ruso, según los datos de la agencia rusa de información RIA Novosti. Es una pompa implantada que se encarga de la mayor parte de las funciones del corazón propio del paciente, cosa que le ayudará a restablecerse o le aliviará mientras espera que le hagan un trasplante.
Hoy en día se están realizando experimentos con animales, pero será dentro de un año cuando este “asistente del corazón” podrá ser trasplantado a un humano, afirman los científicos.
El director del Centro de Trasplantes, Serguei Gotié, entrevistado por RIA Novosti, indicó que acaba de concluir la primera etapa de los experimentos: el ternero al que le implantaron el aparato vivió seis días con éste y, tras desconectarlo y sacarlo, el animalito continúa viviendo con su corazón propio. Gotié dice que más adelante van a vigilar su estado de salud para ver si se dan complicaciones de carácter infeccioso. “Sólo después de estos estudios este corazón artificial podrá ayudar al corazón humano afectado” señala el director.
El coordinador del proyecto, el doctor y catedrático Gueorgui Itkin, entrevistado por la misma agencia, hizo hincapié en que es un producto totalmente nuevo para Rusia. “Antes lo que se producía eran aparatos enormes con transmisiones externas a las que el paciente permanecía atado”, mientras que el nuevo aparato es tan minúsculo como para caber en la palma de la mano de un niño y permite vivir una vida normal.
Los primeros prototipos de corazón artificial fueron creados ya a finales del siglo XX, en los años 80. Los EE.UU. fueron los primeros en trasplantar un corazón de repuesto, aunque incluso hoy en día estas operaciones se practican muy poco. Estos “asistentes del corazón” o pompas implantadas son mucho más demandadas, ya que no reemplazan sino que ayudan al corazón natural.
Según explica el catedrático, el aparato se implanta en la región torácica, conectando uno de los ventrículos del corazón con la aorta. Un pequeño cable une la pompa implantada con un pequeño monitor externo.
Según las apreciaciones del doctor Itkin, cada año se implantan cerca de 1.000 aparatos de ese tipo. Normalmente, los afectados los llevan durante seis o siete años o más, y en el 10% de los casos el corazón propio empieza a funcionar, con lo que se hace posible desconectar el aparato. En los demás casos el paciente puede esperar a que le trasplanten el corazón donado. “Además, existe una categoría de cardíacos a los que les está estrictamente prohibido trasplantar el corazón, y ellos pueden vivir con esta pompa,” dijo el entrevistado.
Gueorgui Itkin señaló también que el precio de los aparatos análogos de origen alemán ronda alrededor de los 160.000 euros, mientras que “según las previsiones, nuestro aparato costará cuatro veces menos: en torno a 1,5 millones de rublos (unos 44.000 euros)”.
Según espera Itkin, cuando la producción de los aparatos adquiera el ritmo necesario y se gane experiencia clínica se podrán hacer unos 500 implantes al año.