La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que por causa de la contaminación atmosférica del planeta mueren más de 2 millones de personas al año. Enfermedades respiratorias como el asma y los estados gripales crónicos, son las principales consecuencias de las emisiones de gases contaminantes.
Si se redujera el nivel de partículas grandes y pequeñas presentes en la atmósfera podrían evitarse 1,09 millones de muertes. El riesgo de sufrir una enfermedad respiratoria o cardiovascular es mucho mayor en las ciudades cuyo aire tiene mínimos niveles de pureza.
Según los datos analizados, Mongolia y Botswana son los países que tienen los niveles más altos de partículas grandes, superiores a los 200 µg/m3 (microgramos por metro cúbicos), 10 veces más que la norma recomendada por la OMS. Les siguen Egipto, Bangladesh, Bosnia-Herzegovina, Inda, Kuwait, Nepal, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudita, Senegal, Emiratos Árabes e Irán, todos ellos por encima de 100µg/m3.
“Por lo general, las ciudades siguen siendo lugares contaminados. Hay pocas que cumplan las recomendaciones de la OMS, como el caso de las escandinavas que han aumentado su transporte público y aplican rigurosamente las leyes. En Europa, la situación es parecida, el transporte representa un porcentaje elevado de contaminación, debido al aumento del número de vehículos”, explica María Neira, directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS.
Las señales más evidentes del impacto la polución ambiental en el ser humano son las infecciones respiratorias y las diarreas. Las dos juntas generan más de tres millones de muertes cada año, las cuales podrían evitarse si se redujeran, en el caso de las enfermedades respiratorias, el empleo de combustibles sólidos (leña, carbón, etc), la quema de bosques, el nivel de contaminación por el tráfico vehicular o la exposición al humo del tabaco.
Favoreciendo el acceso al agua potable, el uso de letrinas y mejorando las medidas higiénico-sanitarias, se evitaría el 94% de todos los procesos diarreicos.