Aparte de la situación ecológica especialmente favorable, un verdadero milagro de la medicina propicia la salud de los habitantes de la ciudad rusa de Penza. En una pequeña empresa local se elaboran productos médico-biológicos que, debido a su calidad, han sustituido a los del mercado extranjero.
Fundada por un físico ruso, la empresa MedInc desarrolló, sin ayuda del gobierno, distintas prótesis a base de tejidos blandos y óseos de animales. Quizás la empresa parezca un pequeño taller, pero la calidad de su producción ha hecho que la compañía exporte sus productos a más de 20 países. En Rusia siete de cada 10 prótesis valvulares que se implantan a pacientes con patologías cardíacas, proceden de Penza.
Los especialistas admiten que al principio tenían cierto escepticismo respecto a los modelos producidos en Rusia, sin embargo comenzaron a confiar en ellos tras los invariables éxitos del Centro Cardiológico Federal de Penza que realiza miles de operaciones quirúrgicas cada año en coordinación con los fabricantes de las prótesis.
“Los médicos son muy conservadores por naturaleza —dice el médico jefe del centro, Vladlén Bázylev— y al principio tanto ellos como sus pacientes desconfiaban de las válvulas. Pero el resultado habla por sí mismo: hace 20 años uno de cada cinco pacientes moría durante este tipo de intervenciones, ahora este índice ha bajado hasta el 1%”.
Hace 20 años un artefacto tan importante para el funcionamiento del corazón como la válvula mitral se importaba del extranjero. Una vez inaugurada la empresa MedInc, la situación en el mercado cambió.
El equipo de la compañía no deja de desarrollar su tecnología y afirma que hace su trabajo con todo el corazón. Vasili Tolin, el vicedirector de producción, advierte: “Sabemos que el primer éxito se debió a un buen invento, pero la tecnología sigue avanzando. Somos una pequeña empresa. Para sobrevivir tenemos que implementar modelos nuevos”.