La Agencia Espacial Europea (ESA) propuso recientemente a la Agencia Federal Espacial Rusa (Roscosmos) participar en el proyecto de exploración de Marte ExoMars, que está amenazado por la falta de recursos. Es posible que de la colaboración rusa dependa el destino de la misión.
La ESA desarrolla el proyecto ExoMars desde inicios del Siglo XXI. En aquel entonces, la misión que costaría 650 millones de euros incluía el lanzamiento de un aparato orbital, un módulo de descenso estacionario y un vehículo planetario automático. Los tres artefactos podrían recopilar importantes datos de la atmósfera y la geofísica del planeta.
Inicialmente se planeaba lanzar todos los aparatos de manera consecutiva, así el último de ellos, el rover ExoMars, tendría que llegar al Planeta Rojo en este 2011. En el 2006 quedó lista la parte móvil del vehículo. Sin embargo, los avances en su diseño eran opacados por los logros del programa estadounidense: el Fenix encontraba evidencias de agua en Marte y las sondas Spirit y Opportunity de la NASA, lanzadas en el 2003, tenían ya varios años trabajando.
El valor científico de la misión del ExoMars se cuestionó. Había que perfeccionar el vehiculo, pero el precio del proyecto que subía entonces a mil millones de euros resultó demasiado alto para los integrantes de la Agencia Espacial Europea. Para disminuir los gastos, se decidió olvidarse del módulo estacionario. La ESA buscó la participación de Roscosmos y de la NASA. Roscosmos le informó que no podría ayudarla en el proyecto, pero la NASA aceptó la propuesta.
El nuevo proyecto conjunto de la ESA y la NASA, que recibió el nombre MEJI (Mars Exploration Joint Initiative), presuponía el lanzamiento de una sonda orbital y el descenso de un módulo en la superficie del Planeta Rojo para el 2016, y en el 2018 el lanzamiento de un vehículo planetario. Pero debido a los recortes en su presupuesto, los estadounidenses redujeron su participación. En particular, se negaron a ceder su cohete portador Atlas para llevar los aparatos europeos al espacio. Los analistas vinculan esta decisión con el aumento de los gastos del telescopio cósmico James Webb, el sucesor del famoso telescopio Hubble.
A principios de octubre el director general de la ESA, Jean-Jacques Dordain, invitó a los rusos a participar de nuevo durante una reunión celebrada en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. El Consejo de la ESA decidió iniciar las negociaciones con Rusia para utilizar un cohete portador ruso para el lanzamiento, a cambio de un lugar para Rusia en el programa científico.
Los medios europeos indican que el involucramiento de Rusia podría salvar la ExoMars, como asegura RIA Novosti. El director científico de la ESA, Álvaro Gimenez, en una declaración a BBC indicó que la Agencia está dispuesta a discutir todas las variantes de esta colaboración. Si Roscosmos está de acuerdo, Rusia dispondrá del cohete portador Proton para el lanzamiento de la misión en el 2016.
Por su parte, los científicos rusos se muestran ahora más interesados en el proyecto conjunto. Según indicó Oleg Korablióv, subdirector del Instituto de Estudios Cósmicos, el aparato orbital fue creado de acuerdo a estándares de alta calidad y es capaz de funcionar por mucho tiempo. Se podría utilizarlo para sentar las bases del futuro proyecto ruso Mars-Net, que pretende crear una red de estaciones meteorológicas en el Planeta Rojo.
Mientras tanto, se acerca el fin del único experimento que simula un vuelo de 520 días a Marte, Mars-500. Los seis participantes "regresarán a la Tierra" el 4 de noviembre del 2011.