Acusado por unas declaraciones virtuales

Hoy en día, si usted mismo no es usuario de Facebook o Twitter, seguramente conoce a alguien que es adicto a las redes sociales. Cada día estos recursos de Internet atraen a millones y millones de personas. ¿Pero qué seguridad puede tener uno cuando dice o hace algo en la red?

Michael Wallschlaeger cultiva tomates en su tejado. Además tiene un perro viejo apodado Sahara y dos tortugas. Su amigo y él fueron arrestados y acusados por el FBI de organizar protestas durante la cumbre del G-20 en septiembre. Michael se proclama hippie y anarquista.

Afirma que ha pasado un verdadero infierno por sus opiniones políticas. "Creo que ningún gobierno autoritario admite protestas internas. Todas las reclamaciones por el G-20 fueron un intento de hacer ver que la gente más rica del mundo se reúne y decide por nosotros".

Michael fue acusado de usar la Red para revelar a los manifestantes los planes de los funcionarios de policía y de informarles de sus acciones. Su casa fue requisada por el FBI para encontrar algunos objetos sospechosos.

"Éste es un objeto de grán interés que el FBI por alguna razón clasificó como sospechoso. Es un microscopio del año 1927, un objeto antiquísimo. También se preocupaban por mis artículos de esgrima. Di clases de esgrima en un instituto", dijo Michael.

Uno de los abogados que trabajó en el caso, Martin Stolar, dice que las acciones del Gobierno carecían de sentido desde el principio. "Si vas por la calle con alguien en medio de una manifestación legal y dices '¡Ey! No vayan por ahí porque la policía lo ha prohibido', se protege el derecho de indicarle a la gente lo que tiene que hacer. Se trata de evitar un delito, no de incitarlo".

Los cargos contra Michael y su amigo fueron retirados más tarde, pero se ha sentado un precedente en la historia de Estados Unidos sobre un arresto por un caso que se siguió a través de las redes sociales.