La fuga de cerebros sigue siendo un problema para Rusia

Patria de muchos pioneros de las ciencias, Rusia siempre ha sido un país de erudición. Sin embargo, ahora su reputación se encuentra en peligro debido a la falta de oportunidades para el desarrollo en el país, lo que obliga a muchos de los mejores especialistas a poner sus ojos en el extranjero.

Patria de muchos pioneros de las ciencias, Rusia siempre ha sido un país de erudición. Sin embargo, ahora su reputación se encuentra en peligro debido a la falta de oportunidades para el desarrollo en el país, lo que obliga a muchos de los mejores especialistas a poner sus ojos en el extranjero.

Siendo todavía mínimos los presupuestos dedicados a las ciencias y la innovación, en Rusia pocos jóvenes desean continuar sus estudios aquí.

Mientras tanto, para el director de la empresa Optogan (especializada en nanotecnología), Maksim Odnobliúdov, la historia es más bien una excepción de la regla cuando se vio atraído de vuelta a Rusia por una promesa de apoyo estatal.

Hacía tiempo que Maksim no tenía la oportunidad de pasear por San Petersburgo, su ciudad de origen. El joven y exitoso científico-empresario estaba dividido entre Finlandia y Alemania, donde su invento (módulos especiales de diodos) había comenzado a producirse. Empero, ahora está dispuesto a trasladar su empresa hacia donde todo empezó.

“Fue una decisión comercial”, dice Maksim. “Creemos que el momento es apropiado, el mercado está preparado y las condiciones favorecen nuestra expansión hacia Rusia”.

A pesar de esto, la mayoría de los jóvenes talentosos sueñan con irse al extranjero. Aunque evitar la fuga de cerebros ha sido una meta para Rusia desde hace mucho tiempo, la física Irina Aréfieva dice que muy pocas cosas se hacen para lograr esto. Lleva decenas de años investigando el tema de los agujeros negros y trabajando de asesora académica con científicos jóvenes, a muchos de los cuales vio mudarse al otro lado del océano.

“A pesar de todas las dificultades la cantidad de estudiantes talentosos sigue siendo la misma”, dice Irina. Según su opinión, para tener éxito, ellos tienen sólo dos opciones: “quedarse en Rusia y meterse en el negocio” o “si quieren seguir sus estudios científicos tienen que buscar algo en el extranjero”.

Andrei Bodrov es uno de los estudiantes más prometedores de Irina. Está en el primer año de sus estudios de doctorado y acaba de negarse a una propuesta de estudiar en Alemania. Sin embargo, él cree que aceptar la propuesta es sólo cuestión de tiempo.

Según la opinión de Andrei, si cualquier científico ruso se encuentra en Stanford o Harvard su trabajo será mucho más reconocido allí. “Como una persona que desea ganarse un nombre en el campo de la física, necesito estar en un lugar en donde me perciban”, dice.

Esta parece ser la fórmula del éxito para un individuo, pero sigue siendo un problema sin solución para el país.