Científicos de la Universidad de Hong Kong lograron resolver uno de los enigmas que hace mucho desconciertan a los astrofísicos: el origen de las misteriosas emisiones infrarrojas en el espacio.
Las denominadas "emisiones infrarrojas no identificadas" (Unidentified Infrared Emission Features, en inglés) son muestras espectrales específicas que se observan en estrellas, en el espacio interestelar en la Vía Láctea y en otras galaxias.
Durante casi dos décadas, científicos trataron de explicar este fenómeno por la presencia de las moléculas orgánicas conocidas como hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), compuestas por átomos de hidrógeno y carbono, que están dispersas por todo el espacio.
Sin embargo, los autores del nuevo trabajo mostraron que las sustancias que generan estos espectros son en realidad unos compuestos más complejos, que están generados en las estrellas y que son expulsados en el espacio interestelar.
Los investigadores utilizaron dos telescopios infrarrojos para analizar los espectros del polvo cósmico alrededor de varias novas, estrellas que explotaron liberando en el espacio parte de su material, en la nebulosa de Orión.
Se reveló que las estrellas pueden producir estas sustancias durante tan sólo varias semanas. Por la complejidad de su estructura química, estos compuestos recuerdan a aquellos que se pueden encontrar en la composición del petróleo. Es extraño porque hasta hoy en día se cree que el petróleo es fruto de la transformación de materia orgánica procedente de los restos de organismos vivos en las profundidades de la Tierra, o sea, un producto exclusivamente terrestre.
El polvo cósmico estudiado por su estructura se asemeja a los compuestos orgánicos complejos hallados en los meteoritos, en los cometas y en la superficie de algunos satélites (por ejemplo, en Titán, el satélite natural más grande de Saturno). Los autores del estudio sostienen que las estrellas y nebulosas producen los complejos compuestos y enriquecen con estos el espacio interestelar.