Los 520 días de aislamiento de los participantes del proyecto Mars-500 están llegando a su culminación. Según el programa de este experimento sin precedentes, el 4 de noviembre la nave espacial simulada 'regresará' a la Tierra de su vuelo al Planeta Rojo.
Los tripulantes volverán a ver el mundo que está fuera de su 'vehículo cósmico' por primera vez desde el 3 de junio del año pasado. Actualmente los coordinadores científicos del proyecto y los propios tripulantes están realizando los últimos experimentos y calculando horas hasta el fin de la misión.
Los expertos indican que la tripulación de Mars-500, integrada por seis “martenautas” -tres rusos, un francés, un italiano nacido en Colombia y un chino-, durante 17 meses ha realizado “un sinfín” de experimentos. Los participantes del proyecto estudiaron la función de los organismos humanos a lo largo del vuelo simulado, realizaron numerosas pruebas, aprendieron a vivir en un espacio cerrado durante un largo periodo de tiempo con un limitado almacén de víveres. Incluso les tocó a realizar una “caminata espacial” por el suelo rojizo de Marte.
Aislamiento superado con éxito
Los científicos afirman que están completamente satisfechos tanto por la cantidad, como la calidad de los datos obtenidos. Las preguntas principales ya tienen las respuestas. Ya se ha comprobado que el hombre puede pasar un año y medio en un aislamiento total, superando todas las dificultades psicológicas y fisiológicas.
Del éxito de la misión está seguro uno de los especialistas del proyecto, el doctor Alexánder Suvórov. “Primero, se han cumplido todos los programas científicos”, indicó el experto. En total, se han llevado a cabo 106 experimentos, incluidos bastante inusuales, como por ejemplo el uso en vuelo de métodos de la medicina tradicional china. Segundo, todos los tripulantes llegan al final del proyecto con un buen estado de salud. Y lo más importante: las relaciones personales también pasaron exitosamente la prueba de 520 días en el “espacio".
Agosto de este año fue para los “martenautas” un período de recesión psicológica, la etapa más monótona de todo el vuelo. Pero la tripulación se animó de nuevo al llegar la etapa final de la misión. El 15 de septiembre fue apagado el sistema que retrasa el correo para simular la comunicación en el espacio, los tripulantes pudieron intercambiar mensajes con su centro de control de vuelo en tiempo real y se sintieron más cerca de “nuestra casa, la Tierra”.
El médico de la ESA, Patrick Sundblad, explica que todas estas medidas, que ayudaron a simular las condiciones de un vuelo real al Planeta Rojo, hasta en los más mínimos detalles, fueron necesarias para obtener el éxito de todo el experimento. “Con los datos ya recolectados, en el futuro nos será mucho más fácil preparar un vuelo verdadero a Marte”, comentó.
Los equipos no fallaron
Los dispositivos que se probaron en el experimento, también funcionaron bien a lo largo de la “misión”. Los parámetros del ambiente nunca se alteraron, salvo en las situaciones de emergencia, simuladas de cara al experimento. La tripulación ha vivido dos situaciones “críticas”: la 'caída' del sistema eléctrico que duró 24 horas, y el corte de la comunicación durante una semana. Estas situaciones se resolvieron sin problemas.
En el marco del proyecto Mars-500 también se pudieron ensayar nuevos dispositivos científicos de diseño ruso y extranjero. En particular, se probó el equipo 'Biorascán', un sensor de frecuencia cardíaca y respiratoria que funciona a distancia. Además, se ensayó el método “telemédico”, cuando un médico en la Tierra puede pasar consulta a un paciente que está en el espacio, gracias a la información de los sensores ultrasónicos.
La unión hace la fuerza
Sin embargo, los científicos afirman que un vuelo real a Marte implicaría una carga psicológica para los astronautas mucho mayor de la que tienen los participantes del Mars-500. En un vuelo verdadero los tripulantes no tendrán la posibilidad, aunque teórica, de abrir la puerta y decir “basta, salgo del juego”. Tener presente en cada momento el peligro de que algún sistema de la nave deje de funcionar o no poder regresar a la Tierra cuando se quiera, son algunos factores que harían la misión mucho más dura.
Además, los organismos humanos experimentarán el impacto del estado de ingravidez y de la radiación cósmica, algo de lo que los tripulantes del Mars-500 estuvieron 'protegidos'.
Sin embargo, los organizadores de esta misión sin precedentes reconocen que Mars-500 ha sido no solo un experimento llevado a cabo por seis personas en aislamiento, sino también un proyecto internacional: representantes de varias agencias espaciales interactuaron en un ambiente “cósmico”. “Ha sido una lección importante para futuros vuelos. Lo que importa no es solo el vuelo, sino la colaboración estrecha en la Tierra”, afirman los especialistas.