“La Tierra es la cuna de la humanidad, pero no se puede vivir siempre en la cuna”, dijo hace un siglo el fundador de la cosmonáutica rusa Konstantín Tsiolkovski. El teórico adelantó que alguna vez los humanos se dirigirán hacia otros planetas, pero no sabía exactamente a dónde. En la actualidad, la humanidad sabe que si vuela en cualquier dirección encontrará tarde o temprano un planeta parecido a la Tierra.
Los astrónomos que trabajan con el telescopio espacial Kepler de la NASA calcularon que de las 100 mil millones de estrellas que integran nuestra galaxia, el 44% tienen sistemas planetarios y una décima parte de estos cuenta con planetas que se parecen a la Tierra. Según otros cálculos, el 1,2% de todas las estrellas en el Universo tendría planetas aptos para la vida. Eso significa...¡más de mil millones de posibilidades!
Todavía conocemos pocas “direcciones” exactas, pero las que han sido mejor “estudiadas” han arrojado datos alentadores: algunas tienen condiciones para la vida aceptables, aunque podrían resultar aún mundos muy "exóticos".
El rojo atardecer de Gliese 581 g
La estrella Gliese 581, que se encuentra a 20 años luz de la Tierra en la constelación de Libra, tiene varios planetas potencialmente habitables. Entre estos, tres podrían reunir características similares al nuestro. De ellos, el Gliese 581g es el planeta con la máxima probabilidad de la vida, pues sus condiciones permiten la existencia de la atmósfera y agua.
Este cuerpo celeste está ubicado a una distancia de sus estrella casi 7 veces menor que la existente entre la Tierra y el Sol. Por ello, los científicos creen que la puesta del “sol” en Gliese 581g sería varias veces más grande que la terrestre y por tanto un ofrecería paisajes "majestuosos". Un año en este planeta duraría solo 37 días y su masa probablemente es de 3,1 a 4,3 veces mayor que la masa de nuestro planeta.
Gliese 581g tiene dos caras, una de ellas siempre mira a su estrella y tiene una temperatura de unos 160 grados centígrados; la otra es oscura y con temperaturas que rondan entre los -31 y los -12 grados centígrados. Así, los científicos suponen que la zona habitable estaría en una región entre las dos caras, donde las temperaturas no serían tan extremas.
“Tatooin” con prados negros
El observatorio espacial Kepler de la NASA ha localizado un planeta iluminado por dos soles que recuerda a Tatooine, el astro desértico donde nació Darth Vader, el supervillano de 'La Guerra de las Galaxias'. El cuerpo celeste Kepler-16b, que se encuentra a 200 años luz de la Tierra y está localizado en la constelación de Cygnus, orbita no sólo alrededor de una, sino de dos estrellas simultáneamente cada 229 días.
Sus dos soles, una enana roja y otra naranja, orbitan entre sí cada 41 días. Si alguna vez el hombre pisa su superficie, podrá contemplar dos puestas de sol.
Pero a diferencia del mundo ficticio creado por el cineasta George Lucas, este Kepler-16b no es un desierto. En realidad, iluminado por la enana roja, podría incluso tener las vegetaciónesta no sería verde, sino gris o negra, porque la temperatura de la estrella determina el color y el rango cromático del proceso de la fotosíntesis, explican los científicos.
Así, las plantas habrían tenido que desarrollar hojas negras o incluso “aprender” a producir compuestos orgánicos a partir de rayos ultravioletas o infrarrojos. Sin embargo, la superficie Kepler-16b tiene una temperatura media de -73 a -101 grados celsius.
Un “balneario” espacial
Un exoplaneta recientemente detectado en Chile por el telescopio HARPS podría ser el más parecido a la Tierra de todos los conocidos hasta el momento. El cuerpo celeste denominado HD 85512b se encuentra a una distancia de 36 años luz de la Tierra y gira alrededor de una estrella enana naranja en la constelación de Vela.
Su tamaño es 3,6 veces mayor que el de nuestro planeta y tiene temperaturas que podrían oscilar entre los 30 y 50 grados celsius. HD 85512b goza de abundante humedad, así que el hombre se sentiría allí como en un baño de vapor. La atmósfera “trópical” del planeta probablemente tiene oxígeno, nitrógeno y gas carbónico, como la nuestra.
Como no es demasiado caliente ni demasiado frío, podría también albergar agua en estado líquido, clave para que pueda haber vida similar a la de la Tierra. Y como la edad del sistema estelar donde orbita HD 85512b es unos 900 millones de años más vieja que nuestro sistema solar, puede ser que allí ya hubiera aparecido la vida.
En los desiertos ajenos
Hay más posibilidades de encontrar en el espacio mundos parecidos del filme “Dune”, indican planetólogos de la NASA, pues estos son más aptos para la vida que los planetas parecidos a la Tierra, donde el agua está en la superficie. Según los modelos informáticos, la zona habitable de tales planetas es tres veces mayor que la de los planetas acuosos.
Si el nivel de calor que recibe un planeta húmedo disminuye hasta el 72% de lo que actualmente la Tierra recibe del Sol, este cuerpo celeste se convertiría en un balón gélido. Pero un planeta árido soportaría un “corte” térmico hasta del 58%. Y si al revés, el recalentamiento alcanza el 135% del normal, en un planeta acuoso el agua se evaporía, mientras que en un planeta desértico, los polos el agua conservarían incluso el nivel de “calefacción” de 170%.
Esos astros sobreviven mejor a los cataclismos y además, están a distancias más variables de su estrella que la Tierra. Según los investigadores, estos cuerpos se parecen a Marte, pero son más templados. De ser así, hace mil millones de años la vida podría haber existido hasta en Venus, indican los planetólogos.