Reconstruir un corazón dañado ya no es un sueño: los científicos rusos han creado un innovador método gracias al cual el trasplante deja de ser la única forma de salvar a un enfermo.
Se trata de la reconstrucción del órgano dañado del propio paciente. Según los médicos, este nuevo método quirúrgico supone un riesgo similar al que se corre con un trasplante normal, pero a pesar de que todavía hay muchos interrogantes sobre el posoperatorio y la esperanza de vida después de tal operación, las ventajas son importantes.
Serguéi Dzemeshkevich, director del Centro Científico Ruso de Cirugía, afirma que la reconstrucción de corazón intenta reemplazar al trasplante por dos razones principales. La primera es biológica, ya que siempre hay un riesgo en el trasplante de que el nuevo órgano sea rechazado o incompatible; y por otro lado, hay un motivo psicológico, que incluye razones religiosas, éticas y filosóficas.
Problemas relacionados con el trasplante
En 1990 la joven rusa Natalia Piskunova pudo ser operada gracias a la generosidad de una persona fallecida. Sin embargo, su caso es particular, ya que en la actualidad es la paciente que más tiempo ha podido sobrevivir con un corazón ajeno. Su estado de salud es tan bueno que no tiene que visitar al médico más de una vez cada año y medio.
Pero, más allá de la compleja cirugía que implica una operación a corazón abierto y el delicado posoperatorio que deben pasar los pacientes, a día de hoy existe otro gran obstáculo: la falta de donaciones de este órgano por todo el mundo. En Alemania se contabilizaron tan solo 14 donantes por cada millón de habitantes en 2009, mientras que en Francia fueron 25 y en España, 34. En Estados Unidos, por ejemplo, hay unas 200.000 personas con insuficiencia cardíaca y solo se realizan unos 2.000 trasplantes al año. Por eso no se puede decir que estas intervenciones quirúrgicas resuelvan todos los problemas.
El éxito del nuevo método
El nuevo método salvó de la muerte a Anastasia Rusakova. Los especialistas le daban solo un año de vida, con lo que no podría ver crecer a su hija de tres años. La incertidumbre era su compañera día y noche, y ante esta situación no le quedaban muchas opciones, por eso aceptó que le reconstruyeran el corazón: “Yo veía a otras mamás paseando con sus niños y yo no podía hacerlo por mis problemas de corazón. Entonces, confié totalmente en los médicos del Centro Científico Ruso de Cirugía y todo salió bien”.
Al igual que Anastasia, 17 personas más han salvado sus vidas en este centro. Un paso fundamental para que la operación sea exitosa es conocer al detalle el corazón del paciente. Esta prueba permite recrear en tres dimensiones su arteria principal y así planificar la reconstrucción de su corazón.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo: se cobran más de 17 millones de vidas al año. Ahora, este nuevo modelo de cirugía puede ser un buen instrumento para que muchos corazones no dejen de latir antes de tiempo.