El cohete portador Atlas V ha despegado de Cabo Cañaveral con un cargamento especial: el róbot todoterreno de la NASA Curiosity (literalmente, ‘Curiosidad’). Una vez alcance la así llamada órbita ‘de aparcamiento’, el Curiosity recibirá un impulso para que pueda encarrilarse en la trayectoria programada rumbo al Marte. Su misión consistirá en buscar pruebas de la presencia de vida en el Planeta Rojo.
La Tierra y Marte están separados por una distancia de entre 55,76 millones y 401 millones de kilómetros, dependiendo de las órbitas de cada momento concreto. Teniendo en cuenta que en el espacio la línea recta no es la ruta más corta, los expertos calculan que Curiosity tendrá que atravesar unos 570 millones de kilómetros antes de alcanzar su blanco. Está previsto que llegue a su destino dentro de 255 días, el 6 de agosto de 2012.
‘Curiosity’ es un ingenio cinco veces más pesado que todos los robots anteriores de este tipo: su tamaño es como el de un automóvil compacto (dos veces más largo que sus predecesores) y su masa es de casi una tonelada. Su innovación principal radica en su sistema alimentación energética, ya que la energía necesaria para su funcionamiento no la obtendrá del sol por medio de paneles solares, sino gracias a un generador termoeléctrico de radioisótopos que funciona a base de plutonio. Gracias a este generador, Curiosity no dependerá de las condiciones climáticas y tendrá una vida útil de 14 años.
Rusia y España se suben al carro marciano
Está previsto que el todoterreno permanezca en la superficie del planeta rojo durante un año marciano (687 días terrestres). El ‘Curiosity’ consta de un laboratorio y 10 instrumentos científicos que han sido diseñados para llevar a cabo minuciosas investigaciones geológicas y geoquímicas, análisis de la atmósfera del planeta y de su clima, así como prospecciones de agua y sustancias orgánicas.
En la misión participan Rusia, de la mano de su detector neutrino DAN, y España, que ha diseñado la estación meteorológica REMS. Ambos equipos van instalados en el todoterreno.
El ‘Albedo Dinámico de Neutrones’ o DAN, proporcionado a la NASA por la Agencia Espacial Federal rusa (Roscosmos), consiste en una fuente pulsante de neutrones. Será precisamente este detector el encargado de rastrear vida en el planeta o, en otras palabras, hielo y agua bajo la superficie marciana. Asimismo, investigará los procesos hidrológicos marcianos y cómo fue cambiando la composición del agua en las diferentes épocas geológicas. Hoy en día la mayoría de los científicos coincide en señalar que hace unos 4.000 millones de años el clima en Marte fue más suave y más húmedo, y que en la superficie del planeta hubo agua.
El detector ruso radiará el suelo con neutrones de energías altas y, según sea las características de la corriente de neutrones secundarios, determinará la presencia de hidrógeno: el hidrógeno absorbe neutrones activamente y si el suelo lo contiene, en el mapa neutrino aparecerán ‘manchas oscuras’.
Mientras tanto, la REMS es una estación meteorológica cuya tarea consistirá en fijar las alteraciones de las contingencias climáticas marcianas: presión del aire, temperatura, humedad, velocidad, dirección de los vientos y niveles de radiación ultravioleta en la superficie del planeta rojo.
Curiosity está provisto de instrumental capaz de medir los niveles de la radiación del planeta y averiguar los respectivos riesgos para las misiones tripuladas. También consta de dos cámaras Mastcam que obtendrán imágenes y grabarán videos 3 D en color.
El todoterreno marciano es la etapa crucial del programa estadounidense ‘Laboratorio Científico Marciano’ (Mars Science Laboratory) que la NASA lanzó en 2004. Hasta ahora el coste del proyecto ronda los 2.500 millones de dólares, según estimaciones aproximadas.