Más de un cuarto de los empleadores australianos consultan los perfiles de los aspirantes en las redes sociales, y casi la mitad de ellos reconocen que es allí donde encuentran la razón de rechazar al candidato.
Estos datos fueron recolectados por Telsra, la mayor compañía australiana del sector de telecomunicaciones. Según confesaron los empleadores, ellos vigilan la actividad de sus trabajadores buscando materiales comprometedores. Un ejemplo podría ser una foto informal en el muro de una red social.
Como resultado, a cerca del 12% de los candidatos no los contratan tras una visita a sus páginas en la red, y aproximadamente un porcentaje similar de los empleados pierden su trabajo, debido a su actividad virtual, que es vigilada por sus patrones.
La etiqueta laboral 2.0
Según el estudio, a este “grupo de riesgo” pertenecen aquellos aspirantes que publican en sus páginas fotografías de carácter dudoso, lo que provoca el rechazo en el 31% de los casos, o comentarios textuales, frases indecentes u obscenas, lo que hace al 37% de los empleadores australianos rechazar tal candidatura.
El 18% de los empleadores de este país controlan las páginas de sus subordinados, comprobando si a los empleados se les ocurre escribir críticas o insultos sobre ellos o la compañía. El 15% de los patrones impiden que los trabajadores visiten las redes sociales durante las horas laborales, y uno de cada cinco se agrega como un “amigo” a sus subordinados de manera obligatoria.
Y solo un tercio de los empleadores toman una decisión positiva acerca de contratar al usuario, después de revisar su cuenta en una red social.
El Gran Hermano, tu (posible) empleador
La información privada, una vez puesta en Internet, se va de las manos e inicia allí su propia 'vida'. Los especialistas indican que los propios usuarios no saben comportarse bien en el mundo digital y van dejando por todas partes numerosas huellas, tanto de datos personales como de testimonios de su vida privada, que a veces sería mejor no contar a nadie. Esto seguramente puede quitarles buenas posibilidades pese a una multitud de recomendaciones y un brillante currículum.
Una investigación realizada por la revista estadounidense sobre negocios, 'Fast Company', revela que si bien antes los empresarios se informaban sobre sus empleados potenciales marcando sus nombres en Google, ahora son más propensos a recurrir a Facebook, Twitter, Youtube y Flickr. El contenido de su cuenta, las fotografías que comparten, la información que suben, los comentarios que dejan… todo puede terminar siendo un factor decisivo para el contrato, al igual que los datos de su currículum y los resultados de la entrevista.
Pero a los jefes no les basta con una breve visita al perfil del candidato. Algunos llegan a contratar a profesionales y pagan por los servicios de empresas especializadas. Una de las compañías que se dedican a investigar a probables trabajadores es Social Intelligence Corp. (SIC), que ofrece a sus clientes revisar detalladamente los perfiles de los candidatos y seguir la actividad virtual de los empleados de diferentes empresas.
Camino al control total
Esta práctica, que va sumando cada vez más seguidores, es también muy criticada. Quienes la padecen la comparan con el espionaje y apuntan al derecho de privacidad y al secreto de correspondencia. Jurídicamente la actividad de las compañías es absolutamente legal, explican los expertos. Los investigadores recogen sólo aquella información que está abierta para todos y ha sido compartida por el propio usuario.
Más aún, la vigilancia de las acciones virtuales de los empleados es ya tan habitual e indispensable en las relaciones laborales, que requiere de un software y equipo especial para hacerla un procedimiento común. Recientemente el sitio web 'GeekWire' informó sobre la solicitud de patente hecha por la compañía Microsoft para un sistema completamente nuevo que permitiría automáticamente seguir la actividad diaria de los empleados a través del monitoreo y el análisis del correo electrónico, servicios de mensajería de cada usuario, llamadas telefónicas y videoconferencias.
El sistema podría no solo observar el comportamiento de los empleados, sino también estimarlo, de acuerdo a los criterios fijados por la dirección según su visión de un trabajo bien hecho. Se podrían marcar ciertas frases, gestos y hábitos, por ejemplo, la presencia en la videoconferencia con los clientes de la compañía con una indumentaria inapropiada.
A su vez, la compañía Microsoft desmintió la creación de tales equipos. Según el gigante tecnológico, no se trata del espionaje y la violación de la privacidad de las personas. El sistema en cuestión sólo tendría por objetivo analizar el comportamiento de los trabajadores para poder ofrecer una mejor interacción con la tecnología que utilizan, lo que es un procedimiento indispensable en el constante intento de la compañía por mejorar sus productos y servicios. Sin embargo, en la historia de la tecnología y la ciencia ha habido casos cuando inventos y mejoras apuntaban contra el ser humano, al que se supone tenían que facilitar la vida.
Jefe, ¡qué sorpresa!
Recientemente los especialistas de Sony inventaron un dispositivo que posiblemente no agradará a la mayoría de los que trabajan en oficinas, ya que permite al jefe controlar a los empleados, aunque no esté presente físicamente.
Se trata del llamado Telepresence Balloon (Globo de Telepresencia), que es un pequeño dirigible que se traslada por el aire y es controlado a distancia, a través de una conexión inalámbrica. El dispositivo está equipado con una cámara, convirtiéndose así en el 'Ojo que todo lo ve'. Además el jefe tiene la opción de proyectar la imagen de su cara en el dirigible, creando así la sensación de presencia física.