Miles de toneladas de agua contaminada por la radiación de las plantas de energía nuclear de Fukushima podrían ser vertidas al océano Pacífico, comunicó el jueves el portavoz del operador de la planta, Tepco.
A comienzos de mes, la compañía operadora de la planta de Fukushima-1, Tepco, confirmó que las medidas preventivas no fueron suficientes, declarándose responsable de la fuga radiactiva de la estación después del devastador terremoto y tsunami de marzo de este año.
Y a la detección de cesio radiactivo en varias partidas de leche en polvo para bebés se suma la futura amenaza del estroncio-90 en el pescado y mariscos procedentes de aguas contaminadas, lo cual pone de nuevo a la planta nuclear en el punto de mira.
Sin lugar para almacenar el agua tóxica
Se han producido varios escapes en la planta desde que ocurrió la tragedia. En octubre un agujero provocó una fuga, y a principios de diciembre hubo un vertido de más de 40 toneladas de agua tóxica radiactiva.
La falta de espacio, provocada por la afluencia de aguas subterráneas, pone a Tepco en una situación difícil y la falta de alternativas obligaría a verter las aguas de la planta al océano.
El portavoz de la compañía operadora, Junichi Matsumoto, declaró que quieren aumentar el número de tanques pero es difícil hacerlo de forma indefinida.
La capacidad de almacenamiento, que es de aproximadamente 155.000 toneladas, se alcanzará probablemente en marzo, fecha en la que el agua tratada deberá ser redistribuida a otro lugar.
¿Qué hacer con los residuos radioactivos?
Mientras se baraja la posibilidad de que el Gobierno japonés inyecte entre 13.000 y 19.000 millones de dólares para nacionalizar la planta de energía nuclear de Fukushima y tomar el control del gran monopolio, la ardua tarea de cómo gestionar y deshacerse de los residuos radiactivos sigue sin resolverse.
De llevarse a cabo el desagüe el próximo año, la industria pesquera podría verse gravemente afectada y la Federación Nacional de Asociaciones Cooperativas Pesqueras ha manifestado su rechazo al plan.
Según Tepco, los niveles de radiactividad se reducirán hasta los límites establecidos por el país antes de proceder al vertido y además planea presentar propuestas paliativas.