Una maniobra permitió a la Estación Espacial Internacional esquivar la colisión con un enorme pedazo del satélite estadounidense Iridium-33.
Los ingenieros de la NASA siguieron la trayectoria de la basura cósmica dejada por una de sus misiones anteriores y advirtieron con antelación de tal amenaza. Para evitar las desastrosas consecuencias a las que llevaría el choque, sus colegas rusos activaron dos potentes propulsores del módulo ruso ‘Zvezdá’ (Estrella) y subieron la órbita en un kilómetro y medio.
El Centro de Control de Vuelos Espaciales de Rusia manejaba la estación desde la Tierra. Durante la subida no resultó necesaria la participación de los tripulantes.
Tras esta operación de emergencia, los ingenieros no tendrán que volver a corregir la órbita, tal y como lo habían planificado para el próximo 18 de enero. Además del peligroso acercamiento con los restos del ingenio estadounidense, la medida sería inminente para acoplar a la estación una nave de carga Progres-M que llegará a la EEI a finales de este mes.
En la imagen: la EEI (arriba a la izquierda) vista con la Luna en el fondo a través de un telescopio de la NASA.