Hongos alucinógenos, ¿el futuro de los tratamientos contra la depresión?
El ensayo clínico de una terapia con hongos alucinógenos podría pronto ser iniciado en Reino Unido, gracias a los estudios que sentaron el fundamento de este método para tratar la depresión.
Los médicos planean aplicar este tipo de terapia a pacientes que no responden a los medicamentos u otras técnicas modernas, informa el diario británico 'The Telegraph'. La psilocibina, el componente activo de las setas psicodélicas, podría ser paulatinamente introducida por vía intravenosa mientras reciben atención psicológica, apuntada a recordar experiencias felices y ayudar a pensar de manera positiva.
El controvertido ensayo lo planteó el profesor David Nutt, del Colegio Imperial de Londres, quien hace tres años fue despedido del puesto de presidente del comité asesor del Gobierno británico sobre abuso de drogas, tras oponerse a la decisión de endurecer la regulación del uso del cannabis, recuerda la publicación.
En su nuevo trabajo, descrito en un nuevo artículo publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', David Nutt, junto con su colega Robin Carhart-Harris, utilizó el método de imagen por resonancia magnética funcional (IRMf). Los investigadores sometieron a escaneo los cerebros de 30 personas que estaban bajo la influencia de la psilocibina.
Importante hallazgo
Dos diferentes tipos de resonancia magnética funcional midieron el flujo de sangre en los cerebros de los voluntarios y la oxigenación de la misma (parámetro que indica la actividad neuronal). Las imágenes obtenidas mostraron que la psilocibina reduce el flujo de sangre y la actividad neuronal en varias regiones del cerebro. Los participantes, en los que estas regiones resultaron más inhibidas, tuvieron una intensa experiencia alucinógena durante el experimento.
Una de estas regiones, denominada corteza prefrontal medial, se conoce por estar hiperactiva en las personas con depresión. Otra región, la corteza cingulada posterior, se considera importante en la formación de la conciencia y la autoidentidad.
Para los investigadores resultó sorprendente saber que la influencia de la psilocibina no aumenta la actividad del cerebro, sino, al revés, la inhibe. Las regiones del cerebro que experimentan la influencia de la psilocibina son responsables de procesar la información y de ponerla en orden. Los investigadores suponen, que cuando este sistema está inhibido por la droga, la persona percibe la existencia de manera surreal.
El segundo estudio, que pronto se publicará en la revista 'The British Journal of Psychiatry', reveló que los compuestos químicos de los hongos alucinógenos potencian los recuerdos asociados con emociones positivas. El escaneo cerebral reveló que los recuerdos en las personas bajo la influencia de la sustancia eran muy reales y que aumentaban la actividad en las regiones del cerebro donde se procesa la información sensorial.
Los neurocientíficos todavía desconocen cómo la psilocibina influye en la mente. A pesar de que las drogas alucinógenas se habían utilizado durante siglos en prácticas religiosas y medicinales, y en nuestros tiempos, tras los experimentos masivos con drogas químicas de los años 50 y 60, los estudios de estos compuestos están estrictamente regulados y restringidos.