Un grupo de científicos de Chile y Estados Unidos han elaborado un método para obtener un biocombustible que pueda competir con el petróleo y que resulet mucho más barato que el crudo natural. Esta energía 'limpia' se obtiene a partir de algas marinas con ayuda de un microbio especial.
Hace tiempo que los científicos desarrollaron tecnologías para producir energía a partir de fuentes alternativas como las algas. Sin embargo, hasta hace poco estas soluciones resultaban poco efectivas, siendo uno de los problemas principales el elevado precio de dicho combustible, mucho más caro que el de los obtenidos a base de petróleo.
Sin embargo, la producción de crudo artificial sigue siendo un problema urgente: muchos científicos afirman que las reservas de hidrocarburos en nuestro planeta pronto se agotarán y que el mundo está abocado a sufrir una dura crisis energética en cuestión de décadas.
Los bioingenieros del centro de investigación estadounidense Bio Architecture Lab (BAL), una compañía privada con sede en Berkeley (California) y con delegación en Puerto Montt (Chile), afirman haber encontrado un método realmente efectivo para obtener energía a través de algas marinas. Los investigadores explican que diseñaron bacterias E. Coli para extraer los azúcares que se encuentran en las algas, y convertirlos en fuente potencial de combustibles químicos renovables.
El problema principal derivado de este procesamiento está vinculado con el hecho de que las bacterias no metabolizan inmediatamente el componente principal del azúcar en las algas, conocido como alginato. Sin embargo, los especialistas lograron alterar la bacteria E. Coli para que produjera enzimas que digieren los polímeros de azúcar en el alga marina. La bacteria modificada también produce proteínas que transportan los azúcares degradados (mono y oligosacáridos) y contiene vías metabólicas que fermentan el etanol de los azúcares, una fuente de combustible renovable.
El laboratorio mantiene cuatro criaderos de algas marinas en Chile y asegura haber logrado un buen rendimiento que en un futuro podría hacer viable su producción.
Cabe recordar que en España se puso en marcha en 2011 el primer modelo de planta industrial del mundo capaz de producir combustible renovable a base de microalgas especiales que se se alimentan de CO2, con lo que la misma producción de este 'petróleo azul' ayuda a reducir la concentración de los gases de efecto de invernadero en la atmósfera.