El problema de la obesidad, omnipresente en Estados Unidos, penetró hasta en el Ejército. La actual primera dama, Michelle Obama, lo considera “una amenaza a la seguridad nacional” y declaró la guerra a este mal que afecta a todo el país.
El arma principal en la lucha será una nueva dieta más sana. Los militares van a comer más cereales, fruta y verduras y menos carne ahumada y grasa. Las compañías que suministran los alimentos tanto a los más de mil comedores militares como para las máquinas expendedoras de comida ya tienen encargos pendientes de estos productos.
Ahora el Ejército gasta 1.100 millones de dólares anuales en tratar a sus empleados con problemas de obesidad. Cada año unos 1.200 soldados reclutados terminan el servicio antes de que expire el contrato por complicaciones de salud relacionadas con el sobrepeso, según informa una ONG norteamericana.
Además, presenta una gran dificultad encontrar a jóvenes de constitución normal para reclutarlos. Según los datos oficiales, más de la cuarta parte de los ciudadanos estadounidenses entre 17 y 24 años padecen de sobrepeso.
En la actualidad no hay ningún estado norteamericano que tenga el nivel de obesidad de sus habitantes por debajo del 20%. Comparando con el año 1990, la cifra ha crecido en un 5%.
Michelle Obama es conocida por su campaña de lucha contra la obesidad. Hace algunos días centró su atención en el problema del sobrepeso infantil proponiendo cambiar los menús escolares.