En el mundo moderno la publicidad juega un papel determinante en la vida de millones de personas. Esto hace que para las agencias publicitarias sea un reto encontrar las formas más innovadoras para atraer al público.
Una empresa estadounidense pretende llevar la publicidad a la Luna mediante un procedimiento bautizado como 'shadow farming', algo así como 'sembrado de sombras'. La técnica, por cierto bastante simple, consistiría en transportar al satélite una pequeña flotilla de robots, similares a los que ya se han enviado a Marte, equipados con pequeños arados.
La cara visible de la Luna cuenta con más de 15,5 millones de kilómetros cuadrados de superficie que se presta a ser utilizada como pancarta gigante.
El logotipo de una marca deportiva 'dibujado' sobre el cráter Tycho, por ejemplo, o eclipses lunares patrocinados por marcas de refresco; simpáticos 'doodles' del famoso buscador de internet Google conmemorando eventos sobre el Mar de la Tranquilidad.
Para ello, han dividido a la Luna en 144 sectores cuadrados, de los cuales 44 estarían disponibles para publicidad ya que se encuentran en la cara visible del satélite y a una distancia prudente de los polos. Los precios dependerían de una serie de factores como el tamaño de la parcela. Por ejemplo las más grandes, que son las ecuatoriales, son las más costosas.
Debemos colonizar el espacio
"Hay enormes posibilidades económicas en el espacio, incluyendo la publicidad lunar", explica el presidente de la compañía. Según él, la importancia de poner publicidad en nuestro satélite "es que puede contribuir a la financiación de la tecnología necesaria para colonizar otros mundos".
La idea ha generado emociones encontradas ya que hay quienes opinan que nadie tiene el derecho de usar al satélite natural de la Tierra para fines lucrativos de unos pocos. Los empresarios responden a estas acusaciones que "la publicidad lunar mediante tecnología 'shadow farming' crearía imágenes con sombras que solo aparecerían durante determinadas fases lunares, así que la belleza natural del satélite no sufriría un gran impacto. Durante la luna llena, por ejemplo, apenas serían visibles".
Un concepto similar fue planteado por el escritor británico David Mitchell en su novela de 2004 titulada 'El Atlas de las nubes', solo que en el libro la publicidad era proyectada desde la Tierra. "Esa noche el patrocinador de la Luna era la SeedCorp", cuenta el narrador de la historia. "El inmenso reflector lunar instalado en el lejano monte Fuji proyectaba un anuncio tras otro en la cara de la Luna; tomates tan grandes como niños; cremosos cubitos de coliflor; raíces de loto sin agujeros (…) Hae-Joo dijo que si viese la luna sin publicidad se quedaría alucinado".
La novela, que cronológicamente parece una 'montaña rusa' en la que confluyen 6 historias distintas, será llevada al cine en 2012 en un filme dirigido por Tom Tykwer y los hermanos Wachowski, recordados por Matrix.
La idea original de la empresa, que más parece ciencia ficción, surgió hace un par de años, pero ha ganado fuerza últimamente gracias a ideas como la de Mitchell y el creciente interés por conquistar el espacio exterior.