Los científicos encontraron nuevas pistas que relacionan la desaparición de los grandes mamíferos y el descenso brusco de la población humana en Norteamérica hace unos 13.000 años con la caída de un gigantesco meteorito en el actual territorio de México.
El equipo internacional de investigadores identificó que el Lago de Cuitzeo, ubicado entre los estados mexicanos de Guanajuato y Michoacán de Ocampo, es el lugar exacto del colapso de un objeto cósmico con la Tierra que provocó un repentino enfriamiento del clima en el planeta, que duró más de 1.300 años.
Hallazgo en el lecho del lago
La revelación del impacto que causó el cambio climático se debe al hallazgo en la capa de sedimento lacustre de nanodiamantes y microesférulas de carbono que datan del comienzo de la más reciente época glacial.
Los expertos apuntan que tales materiales no podrían haberse formado mediante procesos terrestres naturales, como explosiones volcánicas y señalan que, probablemente, se trata de un cuerpo superior, de varios cientos de metros de diámetro, que entró en la atmósfera terrestre en un ángulo que no le provocó gran erosión antes de chocar con la superficie del planeta.
"Aunque el origen de esos sedimentos sigue siendo materia de especulación", señalaron los autores en el estudio final, "hay actualmente un solo acontecimiento conocido, un impacto cósmico, que pueda explicar la acumulación diversa y ampliamente distribuida de esos materiales".
Impacto con consecuencias
Según los científicos, el calor causado por el impacto quemó la biomasa, fundió la superficie de las rocas y provocó una fuerte alteración ambiental que acabó con más de 35 familias de animales, incluidas las estrellas de la megafauna de la edad de hielo y los mamuts.
“Los resultados son consistentes con descubrimientos anteriores reportados en América del Norte sobre el abrupto cambio en los ecosistemas, la extinción de la megafauna, y el cambio cultural de la humanidad y la reducción de la población”, explicó uno de los investigadores, James Kennett, quien subrayó que el evento coincide con otros cambios extraordinarios bióticos y ambientales de México y América Central durante los últimos 20.000 años.