El parásito de la malaria está aumentando progresivamente su resistencia al medicamento más común usado en todo el mundo para combatir sus efectos, según reveló un estudio. Los expertos alertan de que si esa resistencia se extiende por el sureste asiático y se traslada al África subsahariana, donde se dan la mayoría de los casos de malaria, la situación sería grave, ya que se reducirían las posibilidades de curar la enfermedad.
La investigación, publicada en la revista médica The Lancet, señala que en la frontera entre Tailandia y Birmania el parásito plasmodium, que causa la malaria y se transmite a través de los mosquitos, ha incrementado su resistencia a los tratamientos de artemisinina, un medicamento recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y considerado como el mejor fármaco contra el paludismo.
Esta zona está a más de 800 kilómetros de otra, en Camboya, en la que también se ha detectado esa reducción de la efectividad del remedio, lo que indicaría que las cepas resistentes se están extendiendo.
Los investigadores del Shoklo Malaria Research Unit, en Tailandia, midieron en esa zona fronteriza el tiempo que tardaban los fármacos con artemisinina en eliminar los parásitos de malaria del flujo sanguíneo de 3.000 pacientes. En un periodo de nueve años constataron que esas medicinas eran cada vez menos efectivas y el número de enfermos que mostraba signos de resistencia aumentó en un 20%.
Asimismo, según el profesor Standwell Nkhoma, del Texas Biomedical Research Institute, quien también participó en el estudio, esto supondría un "retroceso de 15 años, a la época en la que los casos de malaria eran muy difíciles de tratar debido a la falta de medicinas efectivas”.
La malaria causó la muerte de unas 655.000 personas en 2010, la mayoría niños y mujeres embarazadas.