Un estudio demuestra que mediante un ataque de radio lanzado por un hacker se puede asesinar a una persona neutralizando los dispositivos de los que depende su vida, tales como desfibriladores, marcapasos o una bomba de insulina. Un ataque de ese tipo sería muy difícil de prevenir, advierten los expertos.
De esta forma un ataque a distancia podría acabar con la vida de enfermos del corazón o diabéticos, sostiene un informe redactado por la compañía McAfee (especializa en seguridad informática) y la Universidad de Massachusetts, EE. UU.
El objetivo del experimento de estas entidades fueron los dispositivos médicos modernos que se implantan a los pacientes que necesitan estimulación cardíaca o inyecciones dosificadas de insulina.
Muerte por control remoto
A una distancia de 90 metros se podría interrumpir el funcionamiento de estos dispositivos por medio de determinadas señales de radio, causando daños irreparables a la salud de una persona e incluso su muerte.
Los expertos advierten que resultaría muy complicado defenderse de tales tipos de ataques, ya que todos estos aparatos médicos son autónomos y no resulta nada fácil desprenderse de ellos Es decir, una persona no puede sacarse un desfibrilador interno autónomo que le fue implantado por vía quirúgica en su corazón sin causarse terribles heridas.
Lo mismo ocurriría con una bomba de insulina, indispensable para los diabéticos, que podrían sufrir daños graves en caso de cambiar los ritmos de las inyecciones. El punto débil se encuentra en los canales de radio que los aparatos emplean para sus renovaciones o correcciones desde fuera.
Inicialmente dicho funcionamiento inteligente fue diseñado para evitar el doloroso trance que supondría suextracción profiláctica. Pero, paradójicamente, esa ventaja se convirtió en un inconveniente, ya que un ataque de ese tipo podría hacer, por ejemplo, que la bomba gastara la reserva de insulina para 45 días en una sola inyección, lo que equivaldría a la muerte, explican los investigadores.
Además, la adición de medidas defensivas, tales como la codificación, llevaría -según los científicos-, a que los aparatos gasten más energía y reduzcan su tiempo de funcionamiento autónomo.