En octubre de este año el Pentágono planea llevar a cabo un concurso de robots capaces de operar en condiciones extremas. El premio del concurso, llamado DARPA Robotics Challenge, es de dos millones de dólares. Los impulsores de la iniciativa invitan a expertos y científicos de diferentes campos de la ciencia y la tecnología.
El objetivo principal de este evento es la creación de una nueva generación de robots que podrían reemplazar en el futuro a los humanos en zonas de desastre natural o tecnológico. Las máquinas deberían sustituir a los rescatistas en zonas de alto riesgo, además deberán manejar las herramientas que utilizan los humanos y otros equipos más sofisticados y funcionar de forma autónoma.
Para que haya una variedad de soluciones innovadoras, los organizadores del concurso llaman a los participantes a unirse en equipos formados no solo por especialistas en robótica, sino también por desarrolladores de software y videojuegos, así como expertos de otros campos. Asimismo en el evento pueden participar no solo centros de enseñanza, sino también varias empresas, inventores individuales y grupos de aficionados de cualquier parte del mundo.
Desde hace algunos años los robots especiales de rescate se utilizan ampliamente en zonas de riesgo. Particularmente, estas máquinas participaron en el proceso de medición de los niveles de radiación tras la catástrofe nuclear de Fukushima-1, provocado por un tsunami en marzo de 2011.
Sin embargo, no siempre los dispositivos robóticos norteamericanos cumplen con funciones pacíficas. Precisamente por eso varios expertos se muestran escépticos respecto a esta idea desarrollada por el Pentágono. Para los expertos la lista de objetivos del concurso, así como la organización que impulsa y financia la iniciativa, indica que las innovaciones presentadas podrían ser convertidas en verdaderas máquinas de guerra.
El Ejército de EE. UU. utilizó y sigue actuando con una variedad de robots y aviones no tripulados en las guerras en Afganistán e Irak y Pakistán, no solo para la detección y posterior desactivación de los materiales explosivos, sino para atacar las zonas tribales. Según los datos, desde 2008 los bombardeos con aviones no tripulados en zonas tribales solo en Pakistán acabaron con 535 personas inocentes.