Los osos polares son animales cinco veces más antiguos de lo que se creía, según demuestra un nuevo estudio que revela, además, que se separaron del mismo linaje que los osos pardos cientos de miles de años antes de lo que se suponía hasta el momento.
A estas conclusiones llegaron investigadores de España, EE. UU., Alemania y Suecia en un estudio publicado en la influyente revista científica estadounidense Science. La investigación se ha basado en el análisis del ADN nuclear procedente de 19 ejemplares de oso polar (Ursus maritimus), 18 ejemplares de oso pardo y 7 de oso negro.
Las diferencias detectadas entre los genomas indican que la especie polar y la parda se separaron de un ancestro común hace unos 600.000 años. Debido a las investigaciones anteriores, la comunidad científica asumía que la especie ártica pertenecía a un linaje que se apartó de sus 'primos marrones' hace entre 166.000 y 111.000 años y que habían experimentado una rápida adaptación a las condiciones polares.
Sin embargo, ahora el hecho de que sean animales tan antiguos sugiere que podría ser una especie mucho más sensible a los posibles efectos del cambio climático. “Si perdiéramos al oso polar en nuestra era deberíamos preguntarnos hasta qué punto hemos dificultado su supervivencia, ya que fue claramente capaz de resistir otras épocas más cálidas en el pasado”, comentan los científicos.