Desde hace mucho tiempo se habla de las características químicas perjudiciales de las bebidas gaseosas como Coca-Cola y Pepsi, cuyos fabricantes son acusados de usar componentes cancerígenos. Pero nadie esperaba que el consumo excesivo de Coca Cola pudiera causar la muerte de un ser humano.
Se trata de la neozelandesa Natasha Harris, que a sus 30 años, según sus familiares, consumía hasta diez litros de Coca-Cola y fumaba alrededor de 30 cigarros diarios.
Esta madre de ocho hijos murió de un ataque al corazón y el informe patológico, presentado la semana pasada, indica que pudo haber fallecido de hipopostasemia (o hipocalemia), provocada por el excesivo consumo de refrescos y la falta de nutrientes.
Además, se ha registrado un alto contenido de cafeína en el organismo de la mujer.
"Lo primero que hacía por la mañana era beber una Coca-Cola, que siempre tenía cerca de la cama y lo último que hacía antes de ir a la cama era también beber Coca-Cola. Se hizo adicta a la bebida y si por alguna razón no podía beber, le empezaban a temblar las manos ", cuenta el marido de Harris.
Sin embargo, esta tremenda adicción a la bebida no causó ninguna preocupación entre los miembros de la familia de la mujer.
"No podríamos imaginar que esto pudiera suponer un peligro para su salud. Es sólo un refresco y no hay ninguna advertencia en la etiqueta sobre sus posibles peligros", explica la suegra de la fallecida.
La compañía Coca-Cola niega cualquier responsabilidad por este caso y manifiesta que incluso el agua puede ser mortal en cantidades excesivas. El informe médico no especifica qué tipo de producto provocó el exceso de cafeína en el cuerpo de Harris.