El autor de este descubrimiento histórico, como ya lo describen los especialistas, ha sido posible gracias al telescopio Spitzer, que ha captado la imagen de la supertierra 55 Cancri e, que se encuentra a 41 años luz en la constelación de Cáncer.
Este cuerpo celeste es dos veces más grande de la Tierra y tiene una masa ocho veces superior a la de nuestro planeta azul. Orbita tan cerca de su estrella que su 'año' sólo dura 18 horas. Los resultados de la observación también indican que hay agua en el planeta.
Sin embargo, es muy poco probable que exista vida en 55 Cancri e. El problema reside en el hecho de que su cuerpo está ‘fijado’, es decir siempre orbita la estrella en la misma posición, con una de sus mitades enfocada al sol.
Quizá tampoco tenga una atmósfera debido a sus infernales temperaturas, que ascienden a 1.700 grados centígrados, suficientes para fundir metales.
Sin embargo, los científicos dicen que el valor del descubrimiento es enorme. Primero porque se trata del primer mundo parecido al nuestro cuya luz hemos captado después de que el mismo Spitzer captara la imagen del gigante gaseoso HD 209458 b.
Y en segundo lugar, porque los astrónomos ahora podrán deducir si hay vida a partir del análisis de su luz. Los especialistas de la NASA confirman que este método se va a desarrollar también con el lanzamiento del nuevo telescopio - James Webb- que será lanzado en 2018.