Sus autores han denominado a este fenómeno como el ‘síndrome del corazón roto’. Ellos aseguran que una desgracia amorosa es capaz de crear una fuerte descarga de adrenalina, que paralizaría las cámaras inferiores del corazón. Como resultado final, la parálisis se transfiere a las cámaras superiores, provocando de este modo la muerte.
El 'síndrome del corazón roto' puede explicar por qué las personas que han perdido a un ser querido, a menudo en un corto periodo de tiempo, también fallecen.
Pero no sólo el estrés, los fuertes dolores emocionales, el dolor de la pérdida o el temor a un futuro sin un ser querido pueden llevar a una insuficiencia cardíaca, sino que la alegría y la felicidad también pueden poner en riesgo la salud y la vida.
Antes, los científicos creían que debido a la adrenalina, el corazón sólo empezaba a latir más rápido. Pero en la actualidad se ha demostrado que en algunos casos la persona se siente más débil, mientras que en otros incluso puede suponer la muerte.