Se trata de Carbonemys cofrinii, o ´tortuga carbón´ dado que los científicos la hallaron en una mina de carbón. Su cráneo mide 24 centímetros, que es aproximadamente el tamaño de una pelota de fútbol. Su caparazón, recuperado en las cercanías del lugar del hallazgo y que se cree pertenece al mismo espécimen, cuenta con 172 centímetros de largo. Los científicos destacan que su tamaño general era similar a lo de un coche pequeño. Además la tortuga tenía unas enormes mandíbulas, que le permitían comerse a otras tortugas más pequeñas, así como crías de cocodrilos.
Según los especialistas, Carbonemys cofrinii pertenecía a un grupo de tortugas pelomedusoides ya extintas. Sus parientes, pero más pequeñas, existían junto con los dinosaurios. Sin embargo, la versión gigante apareció cinco millones de años después de la extinción de los dinosaurios.
Los investigadores suponen que una combinación de cambios en el ecosistema, entre ellos una zona de hábitat más grande, un menor número de depredadores, comida abundante y cambios climáticos favorables contribuyeron a que estas especies gigantes pudieran subsistir. Además, para hacerlo tenían que devorar a las especies que competían por su alimento.
Los restos del animal fueron encontrados en 2005 en una mina de explotación de carbón a cielo abierto, el Cerrejón, al norte de Colombia. Pero los científicos han estado 7 años estudiando sus características únicas. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista ´Journal of Systematic Paleontology´.