El principio del trabajo de los investigadores se basa en dos proteínas habitualmente usadas por los virus, la integrasa y la excisionasa: una se encarga de trasladar al virus dentro de la célula, y otra lo extrae en caso de peligro. Los científicos lograron adaptar estas funciones a otros fines.
En concreto lograron crear un nuevo tipo de memoria a partir de un conjunto de nucleótidos, elementos básicos de ADN conectados con apoyo de las proteínas antes mencionadas. El ingenio funciona como la información digital habitual, con sus propios 'biobits': el uso de integrasa en la conexión equivale a 1, y el de ambas proteínas a 0.
Lo más difícil, según los investigadores, fue encontrar las cantidades precisas de proteínas requeridas para cambiar la información dentro de la memoria. Tras llevar a cabo más de 700 experimentos, finalmente dieron con el equilibrio correcto de los elementos.
Este hallazgo podría servir en el futuro
tanto para crear medicinas 'inteligentes' que se adapten a nuevos estados dentro del organismo, como para las investigaciones de las enfermedades en su desarrollo.