Los especialistas de Cornell detallan que en el marco de su experimento alcanzaron a transmitir información entre dos islas Canarias, La Palma y Tenerife, con retroalimentación activa en tiempo real. Tardaron casi un año en obtener resultados exitosos, debido a las difíciles condiciones climáticas. Tuvieron que combatir vientos feroces, lluvias, cambios momentáneos de temperaturas y tormentas de arena. Según ellos, el mayor problema fue crear un sistema fiable de eliminación del ruido.
La tecnología que desarrollaron incluye dos lazos ópticos, uno convencional y otro cuántico, fuentes gemelas de fotones entrelazados no correlacionadas con frecuencia y detectores de fotones individuales de niveles ultra bajos de ruido. Su método de sincronización más exacta del reloj atómico entre el receptor y transmisor les permitió no solo disminuir el nivel del ruido, sino también reducir el período de transmisión de 10 a tres microsegundos.
El alcance de su sistema es compatible ya con los 500 kilómetros de la distancia típica que suele separar los satélites convencionales de comunicación de la superficie de la Tierra. Con lo cual, los científicos estadounidenses comentan que su experimento es un importante avance hacia los satélites de teleportación cuántica.
Sistemas protegidos con la criptografía cuántica garantizan la confidencialidad absoluta de la información transmitida. Cualquier intento de escucha cambia el nivel del ruido en el canal de transmisión, avisando así a los interlocutores de que su conversión está siendo hackeada.
El complejo cuántico más sofisticado que existe por el momento funciona con una velocidad de 10 megabits por segundo, pero solo en las distancias de hasta 20 kilómetros. Así que los especialistas de Cornell tienen todos los motivos para su orgullo.