La nave Dragon que fue transportada por el cohete Falcon 9 llevó a la EEI media tonelada de provisiones ‘no críticas’: alimentos, materiales de experimentos y equipamiento para la tripulación. Está previsto que pase una semana en la EEI y después regrese a la Tierra para terminar sus días hundida en el Océano Pacífico, tras una larga desaceleración con ayuda de tres paracaídas. Llevará consigo unos 660 kilogramos de equipo en desuso, apto para ser reciclado.
En su misión de ida y vuelta pretende competir con las naves Soyuz y Progress rusas, las cuales se convirtieron en el único medio de transporte hacia y desde la estación orbital desde que la NASA canceló su programa de transbordadores espaciales. Del resultado del vuelo dependerá la perspectiva del empleo de esta clase de naves para transportar a astronautas.
Los Dragon son cargueros de entre 5,2 y 6,1 metros de largo, de 3,6 metros de diámetro y 2,9 metros de altura. Son capaces de llevar a bordo hasta seis toneladas de carga útil. Igualmente que los Soyuz rusos, se alimenta tanto de acumuladores como de paneles solares.